Sobre él, hubo rumores y desmentidas, incluso sobre su supuesta muerte.
Cancelada por el propio primer ministro, enfurecido por la abstención de Estados Unidos en la resolución de la ONU sobre el alto el fuego en Gaza, la delegación israelí, después de un vaivén que duró toda una tarde, parece que partirá hacia Washington aunque aún no se haya fijado la fecha.
La oficina del premier -afirmó la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre - acordó reprogramar la reunión de su delegación con Estados Unidos sobre Rafah.
La aclaración de la Casa Blanca se hizo pública después de que la oficina de Netanyahu inicialmente negara rotundamente una noticia que circuló por NBC que suponía que la visita había sido reprogramada.
El envío de la delegación para abordar las cuestiones críticas de la operación israelí en Rafah, en el sur de la Franja, donde hay más de un millón de palestinos refugiados, fue solicitado por el presidente Joe Biden en la última y problemática conversación que mantuvo con Netanyahu el pasado 18 de marzo.
Y es sabido que la administración de Washington -al igual que la comunidad internacional- está en contra de una acción militar en la ciudad más meridional de la Franja, cerca de Egipto.
La delegación, sin embargo, estará compuesta por el ministro de Asuntos Estratégicos, Ron Dermer, y el jefe de Seguridad Nacional, Tzachi Hanegbi, dos de los leales al primer ministro.
Al reunirse hoy en Jerusalén con el senador republicano de Florida, Rick Scott, Netanyahu explicó que la decisión de no enviar la delegación estaba ligada al deseo de "enviar un mensaje a Hamás".
Luego reiteró que consideraba "equivocada" la decisión de Estados Unidos de no vetar en el Consejo de Seguridad, porque había "animado a Hamás a adoptar una posición más dura, apoyándose en la presión internacional para impedir que Israel libere a los rehenes y destruya la organización".
Algunos comentarios en los medios de comunicación pusieron de relieve un posible vínculo entre el cambio radical del primer ministro y la presencia en Washington del ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant.
El propio ministro quiso subrayar que "las relaciones de seguridad entre Israel y Estados Unidos son fuertes y seguirán siéndolo".
Luego confirmó que Israel no se detendrá "antes de haber recuperado a los rehenes y derribado a Hamás".
En tanto, más de cinco meses después del 7 de octubre, Mohammed Deif, jefe del ala militar de Hamás en Gaza -y director de aquel ataque a los kibutzim fronterizos- volvió hoy a hacer oír su voz con un llamamiento al mundo árabe y palestino a luchar por Palestina.
"Empiecen ahora, no mañana, a marchar hacia Palestina y no dejen -evocó, en un mensaje distribuido por Hamás en Telegram y atribuido a él- que restricciones, fronteras o regulaciones les priven del honor de participar en la liberación de la Mezquita Al Aqsa" en Jerusalén.
La voz está acompañada de una imagen fija que muestra un mapa de Palestina, la bandera nacional y una silueta que parece representar al propio Deif.
El 7 de octubre, Hamás emitió otro llamamiento en el que habló del ataque en curso y lo definió como la operación "Aluvión al Aqsa".
En el día 173 de la guerra, Israel continúa operando en el centro y sur de la Franja.
La agencia de noticias Wafa informó sobre un ataque israelí que "mató a 11 civiles e hirió a otros en la casa de la familia Dhair en la ciudad de Rafah".
Pero la tensión también sigue siendo muy alta en el norte de Israel.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) anunciaron que, esta mañana, "un importante agente terrorista de la organización Jamaa Islamiya", aliada de Hamás, fue asesinado en un ataque a un complejo militar en el sur del Líbano.
Inmediatamente después, Hezbolá lanzó al menos 30 cohetes contra la ciudad de Kiryat Shmona, donde un israelí murió en un edificio industrial.
Por la tarde, fuentes libanesas atribuyeron a Israel un ataque a un café en Naqoura, en el sur del Líbano, cerca de la frontera, donde seis personas murieron y varias más resultaron heridas
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