Rusia conocía los planes para el atentado terrorista del 22 de marzo contra el teatro Crocus de Moscú desde hacía más de un mes, al menos desde el 15 de febrero, y optó por no hacer nada, según Dmytro Budanov, jefe del servicio de inteligencia militar ucraniano (GUR).
Según lo reproducen los medios ucranianos, Budanov dijo que "esta información pasó por los servicios secretos del grupo en Siria y de allí a Moscú", donde "todo se materializó de una manera extraña".
Según el jefe de inteligencia, "los rusos sabían de dónde vendrían los terroristas y a través de qué países llegarían a Rusia". Por qué no tomaron precauciones?, se pregunta el jefe del GUR, quien enumeró tres posibles razones: "La primera es, como es costumbre, una lucha interna para destituir a varios funcionarios; o que realmente subestimaron el alcance de lo que podía suceder, pensando que sería más contenido y finalmente querían culpar a Ucrania de todo".
También recordó que el director de los servicios de inteligencia rusos (FSB), Alexander Bortnikov, lo culpó a él.
Los servicios secretos intentan crear un "caos controlado" pero "nadie es capaz de controlarlo", aseveró.
El 7 de marzo, como se sabe, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió una advertencia a los ciudadanos estadounidenses para que evitaran reuniones y lugares públicos en Rusia durante al menos 48 horas.
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