Bolsonaro llegó al evento acompañado por el gobernador del estado de San Pablo, Tarcísio de Freitas, de Goias Ronaldo Caiado, y de Santa Catarina, Jorginho Mello, además del senador y exastronauta Marcos Pontes, y se mostró visiblemente emocionado durante el himno nacional.
"Ustedes son el ejército de Dios. Hoy en día, los brasileños conocen la diferencia entre un gobierno justo y un gobierno impío. Nuestra nación es rica y bendecida, simplemente está mal administrada. Ahora ha llegado el momento de la liberación", dijo la ex primera dama Michelle, abriendo la serie de discursos, cerrada por el discurso del ex jefe de Estado.
En las encuestas, Bolsonaro se mantiene como líder de la oposición, aunque no puede presentarse a ninguna elección, al haber sido inhabilitado hasta 2030 precisamente por criticar sin pruebas las urnas electrónicas.
En las intenciones del líder soberanista -privado además de su pasaporte porque está en el centro de una investigación sobre un golpe de Estado por el que también corre el riesgo de ser detenido, y ya declarado inelegible-, el acontecimiento es un acto de fuerza para medir su peso político y demostrar que no está aislado. Un capital que el líder derechista también podría intentar utilizar como escudo para evitar duros castigos como la prisión.
Pero en consecuencia, según algunos observadores, la marcha representa también una prueba para el jefe de Estado, Luiz Inácio Lula da Silva, que se enfrenta a una polémica y a un pedido de impeachment (juico político) por parte de la oposición, debido a la crisis diplomática con Israel, después de haber trazado un paralelo entre las acciones del ejecutivo del premier Benjamin Netanyahu en Gaza con el Holocausto de Adolf Hitler.
Ya por la mañana, varios grupos de bolsonaristas con camisetas verde y dorada y muchos envueltos en la bandera israelí comenzaron a converger en la avenida Paulista, donde no faltaron ayudas para aquellos que se descomponían como consecuencia de las altas temperaturas.
El gran director de la procesión fue el poderoso pastor evangélico Silas Malafaia, aliado de Bolsonaro en numerosas batallas políticas.
En el trasfondo de la manifestación estarán también las elecciones locales de octubre, en las que se disputarán cargos clave como el de la alcaldía de Río de Janeiro y San Pablo.
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