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Baño de multitud para Bolsonaro,"soy un perseguido"

"El mal no dura par siempre, trabajamos por la libertad"

SAN PAOLO, 25 febrero 2024, 18:45

Redaccion ANSA

ANSACheck
"Brasil ante todo. Brasil ante todo". El expresidente de derecha, Jair Bolsonaro, repite una y otra vez el lema, antes de saludar a las decenas de miles de simpatizantes que llegaron de todo el país, para demostrarle una vez más que no está solo, que a pesar de todas las investigaciones y acusaciones, todavía puede contar con su apoyo.
    "El ejército de Dios" lo define la ex primera dama, "hombres y mujeres que buscan la libertad".
    La imagen de la serpentina verde-oro, salpicada de banderas de Israel, que abarrota la avenida Paulista es impresionante y transmite la postal de un país aún dividido, reflejo perfecto de las encuestas que revelan que la polarización a más de un año de las elecciones siguen dominando el escenario político en el gigante sudamericano.
    "Soy un perseguido", se desahoga el líder soberanista. "Lo era cuando era jefe de Estado y hoy lo soy aún más", insistió, explicando que nunca conspiró contra la democracia.
    "Dijeron que quería dar un golpe (de estado). ¿Qué es un golpe?: armas, conspiraciones, poner de nuestro lado a los empresarios y a la clase política -cuestionó-. Nada de esto se hizo. Lo dicen basándose en el proyecto de un decreto para la defensa del Estado. ¿Pero qué golpe? ¿Utilizando la Constitución? Pero no importa, es el Parlamento el que decide en estos casos".
    Sin contradicción, desde su tribuna popular, y fuerte en la presencia de gobernadores y parlamentarios, Bolsonaro parece un río desbordado.
    "Hay quien sabe que podría hablar", advirtió el soberanista, pero "lo que quiero es un momento de pacificación. Poder vivir en paz" e invocó una "amnistía" para los que asaltaron los edificios de la democracia el 8 de enero de 2023.
    "Quienes saquearon y arrasaron, cosa que no estamos de acuerdo, es justo que paguen" pero las penas actuales "van más allá de todo lo razonable", analizó.
    En su discurso, Bolsonaro evitó llamar por su nombre a sus adversarios, limitándose a hablar de un "mal que no durará para siempre".
    "Aún podemos hacer mucho por nuestra patria. La libertad es el bien principal, pero es como un gran amor, hay que cuidarlo cada día", instó.
    Porque, resume, indicando la dirección: "esta plaza es una fotografía de la determinación de los brasileños. Y no queremos el socialismo, no podemos admitir el comunismo. No queremos la ideología de género. Estamos a favor del respeto a la propiedad privada y a la posibilidad de defender nuestras vidas. Pero tenemos que trabajar en ello".
    Luego Bolsonaro, el inelegible, privado de su pasaporte y en riesgo de ser arrestado, saluda a sus seguidores con una oración, seguro de haber dado la prueba de fuerza que buscaba.
    Un capital que el líder de derecha también podría intentar gastar como escudo, para evitar la cárcel, so pena de estallar nuevos desórdenes.
    Un éxito que no parece una buena noticia para el jefe de Estado, Luiz Inácio Lula da Silva, todavía en medio de la tormenta tras la crisis diplomática con Israel, mientras en el horizonte están las elecciones locales de octubre, en las que se disputarán puestos clave, desde la alcaldía de Río de Janeiro hasta la de San Pablo, y considerada una prueba importante de cara a las elecciones presidenciales de 2026.
   

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