Lo afirma WWF Italia en una nota indicando la necesidad de "iniciar por fin una transición ecológica y energética seria".
"Mientras que la calidad del aire en Milán está condicionada principalmente por el tráfico de vehículos y las emisiones relacionadas con los sistemas de calefacción, la contaminación del valle del Po también se debe en gran medida a la agricultura intensiva y a la agricultura industrial, así como al transporte y la combustión de biomasa, especialmente en centrales viejas e ineficientes", explicó la ONG.
Agregó que "en primer lugar, se ataca a los combustibles fósiles".
"Necesitamos cambiar los estilos de vida, en el transporte, en la calefacción, en la agricultura", subraya la nota de la asociación ecologista. "Debemos empezar de inmediato, de forma radical".
"Por supuesto, también contribuye la conformación (condiciones orográficas y meteorológicas) del valle del Po.
Pero no puede constituir una coartada, en todo caso un incentivo para intervenir urgentemente en un problema conocido desde hace décadas", continúa. "En cambio, nos enfrentamos a otra alarma más para la salud de los ciudadanos".
Según WWF, "no son ciertamente los datos del reciente estudio suizo los que confirman la pésima calidad del aire, sino décadas de estudios de análisis del aire realizados por Arpa en los que se superan en innumerables ocasiones los límites de PM10, PM2,5 y óxido de nitrógeno, por ejemplo semanas enteras y decenas de días al año con gravísimas consecuencias para la salud".
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