Tommaso Lorenzini recibió la bendición del Papa por carta por su actividad de voluntariado con niños enfermos, pero no le basta, quiere conocerlo en persona.
Lorenzini, de 41 años, natural de Ruvo di Puglia (Bari), tiene un sueño: mirar al Pontífice a los ojos para recibir una bendición.
"También los superhéroes necesitan la mano del Santo Padre en la cabeza", dice mientras se ajusta el disfraz de Spiderman que lleva para hacer sonreír a los pequeños pacientes de los departamentos de oncología de Bari.
"Spiderman y yo somos uno desde hace cinco años", sonríe y explica: "Empecé a jugar así, con mis dos hijos: se divirtieron mucho. Luego llegó el coronavirus, nuestras vidas cambiaron, pero no el sufrimiento especialmente de los más pequeños. Una madre me pidió que la ayudara con su hijo enfermo y no lo pensé dos veces: me acerqué a ellos. Alguien hizo un vídeo que se volvió viral y así continué. Luego me hice miembro de Agebeo, la asociación cercana a los niños que padecen patologías oncológicas y por eso pasé de la calle a la sala".
En la sala, Spiderman Tommaso sorprende a los pequeños pacientes con los movimientos del superhéroe.
"Ellos son mi fuerza", añade.
Va al hospital sobre todo los domingos porque "trabajo en una guardería y es difícil compatibilizar las visitas y los viajes", afirma.
En la carta firmada por el consejero para Asuntos Generales de la Secretaría de Estado, monseñor Roberto Campisi, y entregada a Spiderman, se lee que el Papa Francisco imparte "la deseada bendición apostólica que de buen grado extiende a sus seres queridos".
"Me siento halagado, pero me gustaría conocerlo en persona y espero que algún día este deseo mío se pueda hacer realidad", concluye.
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