Israel no aceptará un acuerdo "a ningún precio", advirtió el primer ministro israelí, explicando que "Hamás avanza con los pedidos sobre los rehenes que no podemos aceptar".
En particular, "la proporción de intercambio entre rehenes y detenidos palestinos debe ser similar a la del acuerdo anterior", es decir, 1 a 3, como en el acuerdo que condujo a la tregua en Gaza a finales de noviembre. Pero según las recientes declaraciones de Hamás, que sin embargo parece dividido entre los dirigentes de la Franja y los del extranjero, esta relación ya no es suficiente. Hamás, pero también la Yihad Islámica, pidió una modificación sustancial.
Según algunas fuentes, se habló del intercambio de un rehén (más de 130 israelíes siguen prisioneros en Gaza) por 35 palestinos. No es casualidad que Netanyahu ya haya declarado en los últimos días que Israel nunca liberará a "miles" de detenidos.
Pero hay también otro aspecto: Hamás -también según declaraciones de sus miembros- pidió la liberación de prisioneros de alto nivel, como Marwan Barghouti, condenado a varias cadenas perpetuas en Israel por ataques terroristas. Y también los milicianos responsables del ataque del 7 de octubre capturados por el ejército israelí.
Netanyahu fue claro y rechazó también otra petición "prioritaria" formulada por las distintas facciones palestinas en Gaza: la de un alto el fuego permanente con la retirada total del ejército de la Franja.
"Nuestro objetivo -respondió el primer ministro- es una victoria completa sobre Hamás. Mataremos a los dirigentes de Hamás, por lo que debemos continuar operando en todas las zonas de la Franja de Gaza. No debemos poner fin a la guerra antes de eso. Se necesitará tiempo: meses, no años".
Además, según el ministro de Defensa, Yoav Gallant, "los dirigentes de Hamás, incluido Yahya Sinwar, están huyendo. Va de un escondite a otro y no puede comunicarse con sus colaboradores. Sinwar -añadió- no dirige la campaña, no está al mando de las fuerzas, está ocupado con sus tareas personales de supervivencia. El líder de Hamás se convirtió en un terrorista fugitivo perseguido por los soldados".
Mientras tanto, la ONU nombró una comisión independiente para evaluar la neutralidad de la UNRWA, la agencia para los refugiados palestinos, bajo ataque de Israel tras la investigación de 12 de sus empleados acusados ;;de participar en las masacres del 7 de octubre.
La comisión, que se espera que emita un informe final a fines de abril, estará encabezada por la exministra francesa de Asuntos Exteriores, Catherine Colonna.
"Proporcionaremos todas las pruebas que evidencien los vínculos de la UNRWA con el terrorismo y sus efectos nocivos sobre la estabilidad regional", reaccionó el ministro de Asuntos Exteriores israelí, Israel Katz.
"Es imperativo -añadió- que esta Comisión saque a la luz la verdad, haciendo necesaria la dimisión del jefe de la UNRWA, Phillipe Lazzarini".
Mientras que la mayoría de los países donantes suspendieron la financiación de la agencia, España decidió garantizarle 3,5 millones de euros para hacer frente a una "situación desesperada" para la población de la Franja.
La propia UNRWA denunció que "en cuatro meses de guerra, aproximadamente 100.000 personas en Gaza fueron asesinadas, heridas o desaparecidas. Esto -explicó Lazzarini, pidiendo el alto el fuego- representa casi el 5% de la población".
En el día 122 de la guerra, el ejército israelí continúa sus operaciones en el enclave palestino, especialmente en el bastión de Hamás en Khan Yunis, en el sur de la Franja.
Las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) invitaron a los residentes de algunos barrios al oeste de la ciudad a evacuar "por razones de seguridad" en dirección a la zona humanitaria de al Mawa. Pero la impresión es que el ejército apunta a Rafah, cerca de Egipto, donde hay decenas de miles de desplazados.
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