Ninguno de los pacientes notó nada, porque en las ejecuciones se utilizaron pistolas con silenciador. Cuando sonó la alarma, los agentes ya habían regresado a territorio israelí, a solo unos minutos en coche de Yenín.
El principal objetivo del ataque era Mohammed Jalamneh. Hace apenas unos días aparecía, encapuchado, en un vídeo en el que se presentaba como "líder y portavoz militar del batallón de Yenín de las Brigadas Ezzeidin al-Qassam", el ala militar de Hamás.
Desde hacía algunos días, junto con dos milicianos de la Yihad Islámica, Mohammed y Basel Ghazawi, se escondía en el interior del hospital creyendo, según afirmaba el ejército, que allí había encontrado un refugio seguro.
Jalamneh, según la radio militar, era seguido desde hace algún tiempo por los servicios de inteligencia. Las últimas informaciones indicaban que tenía contactos con la sede de Hamás en el extranjero y que había transferido armas y municiones a células armadas.
En particular, según la emisora, se había "inspirado en las masacres del pasado 7 de octubre y estaba planeando una incursión similar en un asentamiento judío en Cisjordania".
En una reunión a la que asistieron el jefe del Estado Mayor, Herzi Halevi, y el jefe del Shin Bet Ronen Bar, se decidió, según la radio militar, que en este caso la captura no sería suficiente y que, por el contrario, era necesaria la eliminación.
Fue el Shin Bet quien localizó el objetivo: una habitación en el tercer piso del hospital Ibn Sina en Jenin.
Las imágenes de la cámara de seguridad del hospital mostraron fragmentos de la fase final de la operación.
Los miembros de la unidad parecen armados y visten uniformes médicos y ropa de mujer. Uno de ellos lleva consigo un asiento para niños.
Atraviesan un pasillo del hospital con absoluto dominio de la situación, mientras algunos compañeros vigilan las entradas de los pasillos para bloquear la posible llegada de personas no deseadas.
Diez minutos, según los medios, fueron suficientes para que el comando entrara, eliminara a los tres sospechosos en sus camas y saliera sin ser detectados. Una operación, por tanto, a lo "Fauda", ;;;;la famosa serie de televisión inspirada en episodios reales.
El general Halevi confirmó entonces que los tres estaban planeando "un ataque grave" y añadió: "Ciertamente no queremos transformar los hospitales en zonas de combate con pacientes a la derecha, enfermeras a la izquierda y terroristas en el medio.
Pero tampoco podemos aceptar que los hospitales, tanto en Gaza como en Cisjordania, se conviertan en refugios para los terroristas".
La redada provocó indignación entre los palestinos. "Es un crimen cobarde que no quedará sin respuesta", tronó Hamás, afirmando que "las fuerzas de la resistencia no se sienten intimidadas por los asesinatos o crímenes del enemigo".
La agencia de noticias Maan reveló en particular que uno de los muertos, Basel Ghazawi, había sido herido el 25 de octubre y desde entonces estaba recibiendo tratamiento en el hospital.
Mientras que la ministra de Salud palestina, May Alkaila, se dirigió a la Asamblea General de Naciones Unidas y a otras organizaciones humanitarias para pedir "protección internacional para las instituciones sanitarias en Cisjordania y Gaza. Estos asesinatos -acusó- representan un crimen".
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