(ANSA) - RAFAH, por Sami al-Ajrami - Seis días sin más líneas telefónicas, sin internet, sin comunicaciones. Vivimos totalmente aislados del mundo", son las frases repetidas hoy en Rafah, en el extremo sur de la Franja de gaza, donde un millón de palestinos fueron desplazados tras las instrucciones impartidas por el ejército israelí.
La guerra está cada vez más cerca, en Khan Yunis y Deir el-Balah, hay combates en curso. El martes, en un sector de Khan Yunis, la población recibió órdenes del ejército para evacuar rápido sus viviendas: a falta de líneas telefónicas y de internet, el ejército hizo llover del cielo folletos en árabe con diagramas que indicaban la única vía segura para llegar a dos distritos de Rafah, Tel el-Sulta y Shabura.
Aquellos que esperan tener respuestas de la compañía telefónica queda desilusionado. La compañía sostiene en realidad que hace días un equipo de técnicos comprometidos en las reparaciones de las líneas en el sector meridional de la Franja se vio envuelto en los combates y que dos técnicos resultaron heridos.
"No retomaremos ningún trabajo -comunicó la compañía- hasta no recibir garantías de que Israel no atacará a nuestro personal".
"A raíz del bloqueo de las comunicaciones -dijo un comerciante del mercado de Rafah- también la economía se detuvo.
No logramos hacer pedidos , los bancos están paralizados, los pagos pueden solo hacerse al contado. Y quienes, entre los desplazados, agotaron su dinero ya no saben cómo hacer".
Con estas nuevas dificultades en el mercado se registran, como siempre con más frecuencia en las últimas semanas, aumentos de precios sin precedentes. Las cebollas, además casi imposibles de encontrar, antes costaban 4 shekels el kilo, es decir, un euro.
"Ahora quien las encuentra debe pagar 30-40 shekel", casi diez veces más. Lo mismo vale para los cigarrillos, pasaron en poco tiempo de 30 a 80 shekel el paquete.
Después de pasar otra noche casi sin dormir debido al continuo zumbido de los aviones no tripulados y a los ecos de los bombardeos en Khan Yunis, los desplazados que quisieran hacerse una idea del desarrollo de la guerra ya no tienen prácticamente medios de información.
Quienes se ven obligados a vivir bajo tiendas de campaña, en zonas apresuradamente preparadas a la orilla del mar, no tienen más remedio que depender de transistores, que solo ofrecen la posibilidad de escuchar las emisiones de Al Jazeera o de la radio israelí en AM, mientras que las estaciones locales en FM dejaron de transmitir.
En la ciudad de Rafah todavía es posible ver la televisión, pero sólo para quienes tienen electricidad en casa.
"La sensación de aislamiento del mundo se está volviendo insoportable", coinciden muchos. Un sufrimiento adicional que se suma a las enfermedades, las infecciones y las gélidas temperaturas en las tiendas de campaña por las noches.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA