(ANSA) - BOLONIA 29 MAY - Aunque el sol brilla en
Emilia-Romaña desde hace una semana, hoy, el primer día de
alerta amarilla después de un mes en alerta naranja o roja, se
acoge como una señal de alivio en una tierra que se está
recuperando, pero ya ha comenzado a contar daños y heridas.
Mañana llegará el presidente de la República, Sergio
Mattarella, para un saludo y un abrazo y después será el momento
de iniciar un relevamiento puntual de los daños ocasionados y
buscar el dinero para repararlos.
Poco a poco también se va controlando la situación en
Conselice, la localidad de la zona de Ravena que se volvió un
símbolo de la catástrofe porque, durante días, no fue posible
sacar el agua que inundó la mayor parte de la población,
provocando un estancamiento que creó un problema de salud
pública.
La situación aún no se ha resuelto por completo, pero en
comparación con hace unos días ha mejorado considerablemente: de
hecho, alrededor de 50 bombas de achique están en funcionamiento
y están tratando de llevar el agua a los canales de recuperación
que desembocan en el río.
Las órdenes de evacuación emitidas por el Municipio están
restringiendo su perímetro y por fin han comenzado a hacer lo
que llevan haciendo desde hace más de una semana ya en otros
lugares inundados: palear lodo, regresar a las casas, entender
qué objetos se pueden salvar y cuáles en su lugar deben
desecharse irremediablemente, deshacerse de montañas de
desechos.
Mientras tanto, los primeros resultados de los controles
realizados por Arpae, la agencia regional de protección
ambiental, en las aguas depositadas cerca de las áreas
industriales afectadas por las inundaciones son
tranquilizadores: no se detectó contaminación ambiental cerca
del Taller Ambiental, una importante planta de producción en
Conselice.
Sin embargo, no se puede decir que el peligro se haya
disipado por completo y la atención sigue siendo alta, con
nuevos relevamientos que afectan a otros sitios de producción.
Por lo tanto, la atención a las posibles consecuencias
ambientales y de salud de la inundación sigue siendo muy alta.
Mañana, cuando se acerque el inicio oficial de la temporada
turística, Arpae también controlará las aguas de mar en 98
puntos de la costa del Adriático: se esperan resultados
reconfortantes de estos análisis, también gracias a la campaña
lanzada por el ministerio y la Región para convencer a los
turistas de que no renuncien a sus vacaciones en la costa de
Romaña.
También está disminuyendo el número de personas que se han
visto obligadas a abandonar sus hogares. Los alojados en los
centros puestos a disposición por los Municipios o en hoteles
son 1.128, unos 200 menos que ayer.
Sin embargo, las heridas del territorio siguen siendo muy
profundas: incluso si el ferrocarril Bolonia-Rímini vuelve a
funcionar y se han reabierto algunas importantes vías de
comunicación por carretera cerradas en las últimas semanas, en
toda la Región hay 772 carreteras municipales y provinciales
cerradas al tráfico, de las cuales 302 parcialmente y 470
totalmente.
Muchos de estos habrá que reconstruirlos, rediseñando
también el recorrido. Por no hablar de la inestabilidad que ha
golpeado a los Apeninos, un fenómeno cuyas dimensiones son cada
día más preocupantes: en este momento, de hecho, se monitorean
758 deslizamientos principales, así como miles de
microdeslizamientos activos.
Mañana el presidente Mattarella también visitará Modigliana,
una de las localidades de los Apeninos de Romaña cuya geografía
ha cambiado tras los derrumbes de las últimas semanas. (ANSA).
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