(ANSA) - TOKIO, 29 MAG - Un nuevo lío atraviesa el primer
ministro japonés, Fumio Kishida, el primero tras la "célebre
organización" del G7 en Hiroshima la semana pasada y la esperada
recuperación de los consensos.
Su hijo mayor, Shotaro, nombrado por su padre en octubre
pasado para ocupar un cargo en su oficina de prensa, se vio
obligado a anunciar su renuncia luego de un escándalo que
finalmente resultó demasiado insidioso para que el ejecutivo
actual lo manejara.
En los últimos días, de hecho, el semanario Shukan Bunshun
publicó un artículo en el que describía las fotos que Shotaro
había tomado en el interior de la residencia oficial del primer
ministro junto a otras 10 personas, entre ellas familiares,
durante una fiesta de fin de año.
Algunas de las fotografías en los lugares tradicionales del
palacio, donde generalmente se realizan funciones con invitados
de Estado, son consideradas irrespetuosas, al igual que las
poses adoptadas en las tomas y la ropa que visten los
interesados, explicó el semanario.
Por esta conducta, cuestionada por la prensa hace unos días,
el portavoz del Gobierno había informado de que el hijo del
primer ministro recibiría una sanción disciplinaria,
respondiendo una vez más a las acusaciones de nepotismo
formuladas por los medios japoneses, de que el papel que ocupaba
el hombre de 32 años se basó en el mérito personal y en "su
perspicacia política".
Ya en ocasiones anteriores, Shotaro Kishida había sido
acusado de mezclar sus propios intereses privados con el
desempeño de funciones públicas.
Meses atrás, otro semanario había relatado cómo durante los
viajes a Londres, París y Ottawa, oficialmente para promocionar
la presidencia japonesa del G7, Kishida junior había utilizado
el coche oficial para visitar las principales atracciones
turísticas e ir de compras.
Insinuaciones rechazadas por el gobierno, según las cuales
Kotaro tomó fotos para actualizar las redes sociales de los
padres y compró regalos, nuevamente en nombre del premier.
(ANSA).
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