(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 04 MAG - El asesinato de una
buscadora más de desaparecidos, Teresa Magueyal, atizó la
indignación de mujeres, en su mayoría madres, que siguen el
rastro de hijos o familiares perdidos en la bruma de la ola de
violencia que sacude al país desde hace más de 16 años.
El episodio demuestra que, como admitió el propio vocero
presidencial Jesús Ramírez, "los defensores de derechos humanos
están bajo asedio", tras la denuncia de la muerte de Magueyal,
asesinada el martes en la comunidad San Miguel Octopan, en el
estado central de Guanajuato, que seguía el rastro de su hijo,
de quien no tenía noticias desde hace tres años.
La agresión contra la también activista y madre de José Luis
Apaseo, de 34 años, quien fue visto por última vez el 6 de abril
de 2020 en la misma localidad, ocurrió antes del mediodía de
ayer cuando iba a bordo de una bicicleta, en la que solía
desplazarse y recibió varios disparos de desconocidos.
Teresa pertenecía al colectivo "Una promesa por Cumplir",
que condenó su asesinato y señaló que "otra madre fue asesinada
sin conocer el paradero de su hijo, exigiendo a las autoridades
"que investiguen de manera inmediata a los culpables de este
terrible hecho".
"Pedimos que se garanticen las medidas de reparación para su
familia y mecanismos de no repetición", pues en Guanajuato, uno
de los estados con mayor índice de homicidios en el país, "las
mujeres que buscamos no estamos seguras. Nos matan a la luz del
día".
Amnistía internacional exigió al gobierno del estado que se
ocupe de investigar a fondo el caso y adopte "medidas de
protección" para el colectivo al que pertenecía Teresa.
A través de las redes sociales, madres buscadoras
preguntaron "hasta cuándo vamos a vivir con miedo" en
Guanajuato, donde se contabilizan 2.954 personas desaparecidas,
de un total de 111.000 en el país, y exigieron que se esclarezca
este "atroz crimen y se dé con los responsables".
Hasta ahora suman tres "madres buscadoras" asesinadas en
Guanajuato en menos de tres años, la última de las cuales
ocurrió el pasado 6 de noviembre, cuando fue victimada en la
ciudad de Abasolo María Carmela Vázquez, del colectivo "Personas
Desaparecidas de Pénjamo, Guanajuato".
A mediados de octubre de 2020, en un barrio de la ciudad de
León, la segunda en importancia del estado, otra "madre
buscadora", María del Rosario Rodríguez, de la organización
"Corazones sin Justicia", de 45 años, quien buscaba afanosamente
a su hijo Fernando, desaparecido en 2018, murió cuando hombres
armados le dispararon.
El asesinato de buscadores de desaparecidos, no deja de
aumentar en los últimos tiempos, lo que llevó al diario
estadounidense The Washington Post a escribir que este fenómeno
muestra "el fracaso del Estado mexicano" para lograr establecer
el paradero de los desparecidos por la violencia derivada de la
guerra contra el crimen.
"Vivos se los llevaron, vivos los queremos", que se ha
convertido en el lema de los familiares de desaparecidos en
América Latina, desde los tiempos de las dictaduras en la parte
sur de la región, ha sido también la frase de guerra que
mantiene viva la lucha de las mujeres que no dejan de buscar con
sus propios medios a sus hijos perdidos en México.
"Se trata de mujeres movilizadas por la esperanza que
recorren enormes distancias buscando a sus hijas e hijos, por
ciudades, pueblos, carreteras, ríos y montañas, señaló ONU
Mujeres en México. (ANSA).
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