En el cuarto día de guerra por el poder en Sudán entre el ejército y los paramilitares, las dos facciones aceptaron un cese del fuego humanitario de 24 horas para mitigar los sufrimientos de la población, principalmente en Jartum, metrópoli de más de cinco millones de habitantes donde se concentran los enfrentamientos acompañados de saqueos y cortes de electricidad y agua.
Pero los combates no se frenaron, e hicieron temer un agravamiento del balance de sangre, con casi 200 muertos y más de 1.800 heridos certificados por la ONU al lunes.
En el país de Africa austral desde el sábado pasado el Ejército Sudanés (FAS), del que es jefe el presidente de facto de Sudán, el general Abdel Fattah al-Burhan, se enfrenta con los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), encabezadas por Mohamed Hamdan Dagalo, denominado "Hemedti", y ligadas, de varias formas, a Rusia y los mercenarios del Grupo Wagner.
Luego de que los cancilleres del G7 pidieran el fin "inmediato" de los combates en Sudán y el secretario norteamericano de Estado, Antony Blinken, hablara con los dos generales , Dagalo anunció por la mañana que aceptó una propuesta de tregua de 24 horas para permitir la evacuación de heridos y el movimiento de civiles.
Burhan, mediante el comando general de las FAS, primeramente rechazó las declaraciones de Dagalo, a las que calificó como un desesperado intento de ganar tiempo y posponer "la aplastante derrota que sufrirá en pocas horas". Pero, luego, hablando a la CNN, declaró que, si bien existen divergencias sobre la hora de comienzo, respetaría "ciertamente" la tregua de 24 horas a partir de las 18.
La situación parece fuera de control dado que, media hora después del comienzo del cese del fuego, se oían aún disparos en el centro de Jartum. Un escenario tan peligroso que los tres mediadores de la organización regional IGAD -los líderes de Kenia, Sudán del Sur y Gibuti- debieron postergar la partida a la vez de Jartum.
Incluso sin sufrir heridos, un convoy diplomático estadounidense fue impactado con disparos de armas de fuego.
Los paramilitares de las RFS irrumpieron en las casas de los empleados de la ONU y de una ONG en la capital, ataques que desembocaron en raptos, abusos sexuales y saqueos.
Y después, la agresión al embajador de la UE en Sudán, el irlandés Aidan O'Hara. También fue devastada la residencia del embajador de Kuwait, Fahad Al-Dhafiri.
Al menos 16 hospitales, de los cuales cuatro en Jartum, terminaron afectados por los bombardeos aéreos, y dejaron de funcionar. Además, en la capital, choques fueron señalados a más en el estado occidental de Darfur.
Un tiempo aliados en dos golpes de Estado que sacaron del poder, luego de casi 30 años, al autócrata sudanés Omar al Bashir en abril de 2019 y marginalizaron a los civiles en octubre de 2021, los dos generales entraron en conflicto acerca de los tiempos y modos de la asimilación en los rangos del ejército de las RSF, milicianos epígonos de las tristemente célebres milicias "Janjaweed", los "diablos a caballo" de la guerra civil en Darfur de los años 2000.
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