(ANSA) - ROMA, 08 MAR - Coletas rubias, pequeña y delgada,
salvó a los militares del infierno: Yana Rykhlitska, de 29 años,
que era paramédica voluntaria en la guerra, fue asesinada con un
colega por morteros disparados por tropas rusas contra el
automóvil médico en el que estaban realizando una evacuación de
heridos en Bajmut.
Lo escriben los medios ucranianos con motivo del funeral
celebrado cuatro días después del fallecimiento.
Para despedir 'el ángel de los combatientes', como fue
renombrada por su apariencia y fortaleza bajo las bombas,
cientos de personas se acercaron ayer al funeral en Vinnytsia,
en el centro de Ucrania, en el entierro en el Callejón de los
Héroes.
"Desesperada, pequeña y delgada, cargaba todo sobre sus
hombros", la describió una familiar suya, Natalya Vlasyuk, en
declaraciones a los medios locales.
La amiga de Yana, Tetiana Zenart, la había oído hablar por
teléfono unas horas antes de que la mataran: "Le pregunté cómo
iba, con ese flujo inimaginable de heridos en Bajmut, ella
respondió -con amarga ironía- 'Yo estoy divirtiéndome, todavía
de una pieza".
Antes de la guerra, Yana trabajaba en una compañía de
seguros. Después de la invasión, se ofreció como voluntaria para
ayudar a civiles y militares, luego asistió a cursos de
paramédico y firmó un contrato con las Fuerzas Armadas de
Ucrania.
"Es un momento oscuro para todos los médicos y soldados de
guerra a los que ayudó. Nos vengaremos. Con calma, pero con una
ira fría en el interior, estamos haciendo nuestro trabajo",
escribió la voluntaria Valerii Bahynskyi en las redes sociales.
Los padres de Yana se negaron a organizar una recaudación de
fondos para ellos e instaron a todos a donar para las
necesidades de las Fuerzas Armadas ucranianas en memoria de su
hija. (ANSA).
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