(ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 13 FEB - La jerarquía católica
alzó su voz contra la violencia que azota en especial a la
región centro-sur de México, donde existe "la impresión de que
se nos ha secuestrado colectivamente", según dijeron obispos de
la zona.
Los prelados, que representan a las diócesis de los estados
de Guerrero y Michoacán, en las costas del Pacífico y el Estado
de México, que rodea a la capital, lamentaron "la situación de
inseguridad y violencia que sigue imperando en los estados
comprendidos por nuestra provincia eclesiástica".
Esta situación ominosa "nos interpela sobre nuestros
esfuerzos para construir la paz, pues está provocando
empobrecimiento económico, cultural, ético, social y político",
afirmaron.
En un comunicado emitido tras llevar a cabo el 32 Encuentro
Provincial de Pastoral, en el centro veraniego de Acapulco,
Guerrero, los prelados lanzaron "un llamamiento" a las
autoridades civiles "para que no se dejen atrapar por la
indiferencia o la intimidación".
Por lo tanto, consideraron que el gobierno debe actuar "con
firmeza y con base en la ley para evitar la impunidad de quienes
pretenden someter a su imperio individualista y destructor a
pueblos enteros o porciones de nuestra sociedad".
"Al verse desprotegidos", los habitantes de esta zona
"experimentan cansancio, frustración, desesperación y hacen
cercano el impulso a huir o a defenderse por sí mismos",
expusieron.
Asimismo, invitaron a la ciudadanía a "reconocer y
fortalecer el papel regulador de las autoridades civiles y
militares".
Los obispos manifestaron su "preocupación por la destrucción
de la riqueza natural del estado" de Guerrero, uno de los más
golpeados por organizaciones criminales, "como fruto de la
ambición, desprecio y descuido".
"Es nuestro deseo impulsar la propuesta del papa Francisco,
de aprender a contemplar agradecidamente el mundo y de cuidar la
casa común como una obra de misericordia, como podría ser no
desperdiciar, evitar comprar lo que no necesitamos, así no
destruimos ni llenamos de basura nuestra casa común", afirmaron.
Acapulco es uno de los centros balnearios más emblemáticos
del país, pero en los últimos tiempos ha venido degradándose,
ahuyentando al turismo extranjero, sobre todo, por la gran
contaminación de las playas y la violencia de las bandas
criminales.
Los obispos de Acapulco Leopoldo González, de
Chilpancingo-Chilapa José de Jesús González, de Altamirano Joel
Ocampo y de Tlapa, Dagoberto Sosa, en el estado de Guererero,
emitieron también un mensaje sobre la situación imperante en esa
provincia, famosa por sus grandes plantaciones de amapola, la
base para producir heroína. (ANSA).
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