La premier italiana pretende sobre todo a sacar provecho de la nueva figura del "enviado especial" de la Alianza para el frente sur, una opción urgida por Roma para supervisar la crucial zona mediterránea.
Italia se enfrenta a la competencia de España y, sobre todo, de la Francia de Emmanuel Macron, que parece en parte resucitada tras balotaje de las elecciones del pasado domingo, pero con una situación casi confusa para formar el nuevo Gobierno que -según Le Figaro- al final podría incluso saltearse la cumbre de la Alianza.
Meloni no perdió la oportunidad de restar importancia a la redención del jefe del Elíseo y a la falta de hazañas de Marine Le Pen: "La lectura de una derrota de la Rassemblement National (RN, Agrupación Nacional) es un poco simplista porque, si queremos mirar lo que pasó en Francia, la verdad es que nadie puede cantar victoria y ninguno de los tres partidos es capaz de gobernar solo".
Luego contrastó la solidez de su Ejecutivo: "Puedo decir por experiencia personal que es más fácil gobernar cuando están juntos porque comparten ideas, que cuando están juntos porque comparten un enemigo".
"Por lo que respecta a nosotros, estábamos acostumbrados a una época en la que Italia era una nación inestable en una Europa que tenía, especialmente entre las naciones grandes, gobiernos muy sólidos. Hoy vemos una realidad muy diferente.
Vemos una Italia con un gobierno muy sólido, en una Europa en la que hay gobiernos menos estables que el nuestro", apuntó Meloni.
Un factor que podría favorecer a Italia en el juego por el flanco sur, con Washington proclive a adjudicarle la región en virtud de una alianza de hierro. Consolidado aún más en estos dos años por la propia Meloni, pero también por el ministro de Asuntos Exteriores, Antonio Tajani, y el ministro de Defensa, Guido Crosetto, ambos presentes en la cumbre -junto con los líderes de la Cámara y del Senado- y firmes partidarios de la ayuda a Kiev. "Mi expectativa es que la OTAN, en su 75 aniversario, y en un momento histórico muy especial, envíe un gran mensaje de unidad y capacidad de adaptación a un mundo que está cambiando", dijo la primera ministra.
"Italia presta la debida atención al frente sur de la Alianza, que actualmente está incluido en las conclusiones de la cumbre", añadió Meloni, al tiempo que sostuvo que se trata de una "demostración de cómo la OTAN debe ser capaz de imaginar su papel en un contexto geopolítico extremadamente complejo".
La primera ministra también está convencida de que "el apoyo a Ucrania no faltará en esta cumbre", después de condenar con firmeza el ataque de Moscú al hospital oncológico pediátrico de Kiev que, según ella, demuestra "la voluntad real con respecto a cierta propaganda rusa que dice buscar soluciones pacíficas".
Pero en casa tendrá que lidiar con el viceprimer ministro Matteo Salvini, que se está alejando cada vez más de la línea atlantista.
"Cuantas más armas se envían, más guerra continúa", dijo el líder de la Liga en una transmisión en vivo en las redes sociales en respuesta a un seguidor que le pedía detener el conflicto en Ucrania.
Sin contar su adhesión al partido Patriotas de Viktor Orban, Marine Le Pen y el español Santiago Abascal, el nuevo grupo en el Parlamento Europeo que superó a los Conservadores y Reformistas en tercer lugar y se presentó como la oposición de derecha más fuerte.
La primera ministra trató de reducir su posición potencialmente desestabilizadora, definiendo la idea de un grupo abiertamente pro Putin como una "reconstrucción de observadores". Pero Salvini corre el riesgo de seguir siendo una espina en el costado, incluso por su intento de acreditarse con Donald Trump deseándole la victoria a la espera de reunirse con él en Estados Unidos.
Un escenario que Meloni debe tener en cuenta, con un Biden cada vez más inestable por su edad y su salud. Por eso no podrá ignorar el nodo del 2% del PIB para gastos militares, ya alcanzado o superado por 23 de los 32 países de la OTAN: sin embargo, de su entorno no se filtran indiscreciones sobre posibles aceleraciones en el plazo ya fijado.
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