(ANSA) - La Feria de Parma, del 29 al 30 de marzo, con un millar de marcas en la vitrina y 1.300 mejores clientes de 90 países, "ni siquiera la pandemia y el conflicto bélico en Ucrania consiguieron frenar esta tendencia al alza de nuestras exportaciones en el orden de +300% de 2000 a 2022", puntualizó el presidente de Federalimentare, Paolo Mascarino en la presentación de Cibus Connecting en cartel en la importante cita.
"Performances importantes para el food & beverage Made in Italy, en los primeros 11 meses de 2022 -remarca el presidente de la Agenzia ICE, Matteo Zoppas- el export aumentó el 16% respecto a 2021 y superó los 54.000 millones. Ahora es prioritaria la lucha contra la agropiratería: debemos ir a recuperar aquello que los otros les dicen", anima.
Con una estimación total de 60.000 millones en ventas al exterior en el último año, que se consolida entre los operadores del sector. Empresarios que no quieren aun incensarse frente a una tajada de mercado impensable solo una década atrás, pero equiparse junto al gobierno para superar este techo de cristal y las debilidades del sistema.
El inminente "Salón internacional de la alimentación" en la Feria de Parma, además de definir una plataforma única de ferias con Tuttofood de la Feria de Milán, tiene la ambición de reunir a una única mesa de experiencias de producción e innovación en el sector agroalimentario, industria y distribución.
"El Italian sounding es un problema que erosiona la potencialidad de ventas al exterior, pero lo es también la fragilidad distributiva. Estamos fuertes en Austria porque fuimos directamente a vender. Cibus es la feria de la desintermediación: quiere demostrar la importancia del contacto directo con la distribución y la cocina exterior. Esta es la única vía de desarrollo del export auténticamente italiano", dijo Antonio Cellie, CEO de Ferias de Parma, delineando, números en la mano, una nueva geografía de los mercados a buscar.
"Los más altos números de gastos per capita para las producciones agroalimentarias Made in Italy -precisó Cellie- se registran en Suiza, Austria y Alemania. En un año un ciudadano suizo gasta 177 euros para poner en su mesa el alimento italiano, en Austria el gasto per capita se ubica en 128 euros, mientras en Estados Unidos el gasto per capita es equivalente a 14 euro y en China 0,2 euros", aclaró.
"El potencial está en países afines, donde comprenden nuestra cultura agroalimentaria, y en Alemania, nuestro export puede crecer. Los productos italianos deben observar estas geografías", puntualizó.
Otra palanca de crecimiento para la industria alimentaria reunida en Cibus Connecting es la innovación.
"No hablamos de insectos, el novel food no existe -para Cellie- de frente a la calidad: si desean proteínas hay harinas de arvejas o los italianísimos altramuces como vegetales ready meal. Y por fortuna en Italia resiste la experiencia de las grandes empresas familiares, no en portafolio de finanzas, el peligro de éxito del alimento sintético no se plantea".
"En Cibus -concluye Luca di Carlo, presidente la Comisión de Industria, Comercio, Turismo, Agricultura y Producción Agroalimentaria el Senado- la gran atención a la innovación nos permitirá afrontar los desafíos con un enfoque científico, dando asimismo visibilidad a jóvenes empresarios, universidades e incubadoras de ideas".
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