García Márquez, el hijo de un telegrafista que nació el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, un pueblo recóndito del Caribe colombiano, había escrito la novela justo por la misma época en que se había metido en la empresa de "Vivir para contarlo", su autobiografía en clave novelada, y en la que se creía sería su última creación literaria "Memoria de mis putas tristes".
"En agosto nos vemos" no convencía al Nobel de Literatura, de manera que se quedó engavetada en su escritorio y revoloteando como las mariposas amarillas de "Cien años de soledad" hasta que el mismo Gabo la olvidó extraviado en el laberinto de sus recuerdos por cuenta del Alzheimer y luego la muerte tocó a su puerta el 17 de abril de 2014 en Ciudad de México.
Su esposa, Mercedes Barcha, y sus hijos, Rodrigo y Gonzalo, redescubrieron la novela y la pusieron en manos del editor de siempre del padre fallecido, Cristóbal Pera, que la trabajó a partir del manuscrito llenó de tachaduras y enmiendas, hasta llevarla a puerto seguro y permitir que se convirtiera en novela póstuma que mañana verá la luz. En Colombia, entre tanto, decidieron pensar menos en el producto y recordar al autor. En la noche del martes, la Torre Colpatria, una de las más altas del país y ubicada en Bogotá, tendrá en su fachada de luces la imagen de Gabo y la portada del libro, a manera de abrebocas.
El miércoles, la capital abrirá cinco días de eventos culturales, bajo el título "Cien voces para Gabo", que incluye una programación en las bibliotecas distritales donde se leerán las obras del autor, se harán puestas en escena basadas en sus libros y una radio de la Alcaldía entrevistará durante la semana a conocedores de las piezas del escritor, que nació hace 97 años en un pueblo que bien podría ser el "Macondo" de sus historias.
En Aracataca, un grupo de intelectuales se reunirá la Casa Museo Gabriel García Márquez para disertar sobre la obra del Nobel de Literatura y su relación con el Caribe.
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