El fotoperiodista italiano que capturó el beso entre Diana y Dodi a bordo de un yate a lo largo de la costa sarda cuestiona la reconstrucción de la serie "The Crown" de ese hecho. "Nadie", dijo Mario Brenna al periódico The New York Times le informó del lugar donde se encontraba el barco en el que estaba la princesa y el hijo del magnate de Harrods, Mohamed al-Fayed y donde pasaron sus primeros días solos a principios de agosto de 1997.
Las escenas de la fotografía son centrales en el segundo episodio de la última temporada de la serie que se estrenó ayer en Netflix y en la que Brenna, interpretada por Enzo Cilenti, quien abre el episodio.
"Todo el mundo quiere fotos de famosos. La gente paga cien, doscientos mil dólares por la foto adecuada, pero conseguir la foto adecuada es difícil. Hay que ser como un cazador, como un asesino", se le hace decir al fotógrafo, quien a su vez afirma que Netflix no se ha puesto en contacto con él para ese episodio.
Brenna, que vive actualmente en la zona del Lago Como, cuestiona lo que le ponen en la boca: "No me identifico con un asesino", afirmó en la entrevista, la primera con un periódico anglosajón (apareció en 2017 en La7 para la publicación del libro "Il Bacio" por parte de la revista Oggi). También cuestiona la versión "absurda y completamente inventada", según la cual fue el propio padre de Dodi quien le informó de la ubicación del yate para dar a conocer la relación entre Diana y su hijo.
"Nadie -afirmó Brenna- le había informado: la foto del beso fue "un gran golpe de suerte", fruto de una larga costumbre de frecuentar las costas sardas y de su ojo para reconocer a las celebridades. La investigadora de "The Crown" -y hermana del editor del Times, A. G. Sulzberger- Annie Sulzberger tiene una opinión diferente: entre las diversas teorías sobre cómo Brenna logró encontrar el yate (entre muchas, acreditadas por Tina Brown en su libro "The Palace Papers", que se trataba de la propia Diana), la más creíble conduce a un empleado de Al-Fayed.
La foto apareció en el Sunday Mirror el 10 de agosto y provocó un frenesí mediático. Según Jason Fraser, que ayudó a Brenna a vender los derechos, dos mil fotógrafos se apresuraron a llegar a la zona. Tres semanas después, perseguidos por los paparazzi, Diana y Dodi murieron en el accidente automovilístico en el Puente del Alma en París.
Fueron necesarios varios días, después del avistamiento del 1 de agosto, para obtener las fotografías que Brenna tomó desde un promontorio a 400 metros de distancia: el fotógrafo se dio cuenta inmediatamente de que se trataba de "una foto histórica".
En los seis u ocho meses siguientes, Brenna ganó más de dos millones de dólares y todo fue muy bien hasta la muerte de Diana: "No podía creerlo -dijo- y lloré". Brenna, que tenía dos hijos pequeños y podía entender por lo que pasarían Harry y William, decidió entonces que no hablaría hasta que los hijos de Diana fueran adultos.
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