Por Leonardo Cioni
"El Conde", la comedia negra de Pablo Larraín que el sábado, con Guillermo Calderón, ganó el premio al mejor guión en el Festival de Venecia, vuelve a centrar la atención en la dictadura militar en Chile, 50 años después del golpe de estado del 11 de septiembre de 1973.
En el filme, Augusto Pinochet es un vampiro cansado que, después de 250 años de vida, sólo quiere morir.
Para recordar aquella fecha, la embajada de Chile en Italia también organizó dos festivales de cine en el Palazzo delle Esposizioni y en el Teatro di Tor Bella Monaca de Roma para meditar sobre aquellos años oscuros.
Un ejemplo es "Santiago, Italia" (2018), de Nanni Moretti, que cuenta cómo la embajada de Italia en Santiago ayudó a los refugiados políticos: un retrato conmovedor de quienes vivieron esos horrores a través de sus historias personales.
En cambio, se centra en el lado oscuro del régimen "Machuca", de Andrés Wood (2004), que destaca el comportamiento de diferentes clases de la sociedad y cómo afrontaron esos tiempos.
"Nostalgia de la luz" (2010), de Patricio Guzmán, fotografía a su vez las contradicciones entre el trabajo de los astrónomos que estudian las estrellas en el desierto de Atacama y un grupo de mujeres que escudriñan la arena cercana en busca de restos de sus seres queridos.
La opresión política y las movilizaciones que buscaban acabar con el régimen están entonces en el centro de "No - Rainbow Days" (2012), crónica de la campaña publicitaria que ayudó a derrotar a Pinochet en el referéndum de 1988, y "Kill Pinochet" (2020), un thriller basado en el intento de asesinato del general en septiembre de 1986 por parte de un grupo de exiliados en Londres.
Otras películas también han tenido el mérito de explorar los aspectos del culto a la personalidad de Pinochet, arrojando luz sobre las formas en que la dictadura controlaba y manipulaba a sus ciudadanos.
En esta categoría se incluyen "Colonia" (2015) -la historia de una joven pareja atrapada en la pesadilla de la infame Colonia Dignidad, nacida como secta y transformada en un auténtico campo de concentración- y "La Casa Lobo" (2018), también de cine negro, ambientada en la inquietante colonia religiosa fundada por un grupo de inmigrantes alemanes.
Ni siquiera pasa desapercibida "La batalla de Chile" (1973/1979), una trilogía de documentales del debutante Guzmán que rodó alrededor de cincuenta horas de imágenes con película de 16 mm en blanco y negro. Lo que surge es un testimonio crudo y vivo de la deposición de Salvador Allende y los días que siguieron.
También es imperdible "Estadio Nacional" (2003), de Carmen Luz Parot, que narra cómo el estadio nacional capitalino fue escenario de la detención masiva indiscriminada de más de 12 mil presuntos disidentes.
Por último, no debemos olvidar "La casa de los espíritus" (1993), basada en la novela de Isabel Allende, escritora y nieta del expresidente chileno, que recorre el período de transformaciones sociales en Chile desde los años 20 hasta el golpe de estado de 1973.
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