(ANSA) - MADRID 6 FEB - Una obra de teatro italiana saca a la
luz la tragedia de los italianos en campos de prisioneros de
Albania tras la segunda Guerra Mundial, lugares donde "los
sueños nos pueden salvar de las pesadillas", dijo a ANSA su
director.
Es "Italianeses", escrita por el dramaturgo italiano Saverio
La Ruina, que se representa desde 2011 en Italia y que Riccardo
Rigamonti, que la codirige junto a María Gómez de Castro, ha
llevado a España.
Rescata la tragedia de miles de italianos que permanecieron
atrapados en Albania con la llegada del régimen dictatorial y
muchas mujeres y menores fueron internados en campos de
prisioneros.
No fue hasta 1991 cuando Italia les reconoció como
refugiados y al regresar a su país eran considerados albaneses,
mientras que en Albania eran italianos, creándoles un problema
de identidad, que la obra explora.
En el personaje de Tonino Cantisani, que interpreta
Rigamonti, nacido en un campo de concentración, La Ruina
condensó varias historias reales narradas en primera persona.
"Se trata de una tragedia totalmente olvidada", a lo que ha
contribuido el hecho de que a los prisioneros "no les gusta
mucho hablar de aquello", cuenta Rigamonti, de 39 años, tras una
de sus representaciones de estos días en el Teatro del Barrio,
en Madrid.
Pero "esto sucedió, y tenemos que prestar atención para que
estas cosas no vuelvan a ocurrir".
A este actor asentado en la capital española desde hace una
década le llamó la atención de este texto "la humanidad del
personaje, que cuenta esta historia desde un punto de vista
cándido, ingenuo".
La obra explora la identidad de personas como Tonino, que
"nacieron y vivieron en un no lugar, en un campo rodeado de una
valla".
La identidad "nos viene de la cultura, así que para
construirse la que no tiene, Tonino aprende italiano" y al mismo
tiempo "su deseo de llegar hasta su padre es lo que le mantiene
vivo".
Los sueños, enfatiza, "nos pueden salvar de las pesadillas".
Rigamonti se propone además a través de su "teatro de
narración", un one man show en un espacio vacío, sólo con una
silla, "que el público trabaje su músculo de la imaginación".
Porque, sostiene, "con textos escritos de esta forma no
hacen falta los
objetos. La historia desnuda llega mejor".
Defiende que "si existe imaginación no podemos pensar en un
mundo distinto. Si nos olvidamos que podemos imaginar, aceptamos
todo lo que nos dicen y no podemos pensar en cambiarlo".
Rigamonti quiere seguir proponiendo "teatro de narración" en
España, donde hay una escasa penetración, a diferencia de
Italia, país con gran tradición en este tipo de actuaciones.
(ANSA).
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