Según el recuento, al menos 740 extranjeros sin documentos perecieron en esta región volátil en el intento de traspasar la frontera en su afán de llegar a la "tierra prometida", contra 640 del año pasado.
La cifra adquiere mayor sentido cuando se compara con el total de fallecidos en las Américas el año pasado, que fueron 1.265, pues representa exactamente la mitad.
Según el reporte de la OIM, se trata de un incremento de 48% a nivel continental respecto a 2018 cuando sumaron 854.
Las áreas con más migrantes muertos en orden de importancia la frontera entre México y Estados Unidos, el infame trayecto por mar entre Cuba y Estados Unidos, con 229, el que divide a República Dominicana con Puerto Rico, también marítimo (104) y la tenebrosa franja del "Tapón del Darién", entre Colombia y Panamá.
El 48% de los casos la muerte fue por ahogamiento, 18% por accidentes en vehículos y 11% por condiciones ambientales extremas, señala el balance del organismo recién difundido.
La OIM señala en tono dramático la importancia que tiene el "paso de la muerte" para migrantes que representa la frontera entre México y Estados Unidos, que "se ha convertido en el escenario de una grave crisis en materia de derechos humanos".
"Miles de personas han desaparecido y han perdido sus vidas durante la migración", según la OIM, que forma parte del sistema de Naciones Unidas, al indicar que los cruces más letales son el desierto abrazador del estado norteño de Sonora, en la zona suroeste de la frontera y el río Bravo (o río Grande).
Esta última vía fluvial, que marca la frontera entre ambos países, suele ser muy engañosa pues aparenta ser un río quieto y tranquilo, e incluso apacible, pero cuando las personas intentan cruzarlo, se topan con "poderosas corrientes". En suma, "hay muchos factores físicos y ambientales que plantean riesgos a las vidas de las personas", en esta franja de más de 3.000 kilómetros que divide a América Latina con la nación más rica del mundo.
Para colmo, los cuerpos de los migrantes, sea en el desierto como en las márgenes del río suelen no ser encontrados rápidamente por la "escasa presencia humana" en esta zona, por la vastedad de los territorios y su difícil acceso.
Las cosas se complican debido a que tanto los gobiernos de México como de Estados Unidos han adoptado medidas muy estrictas y radicales para frenar la migración, por lo que las personas buscan otras rutas cada vez más peligrosas, en las cuales no sólo enfrentan la adversidad ambiental sino también el acecho criminal.
"Estas rutas con frecuencia "implican tomar medios de transporte altamente inseguros y caminar a través de largas franjas de terreno desolado en donde los migrantes deben enfrentar abusos sistemáticos, extorsión y donde suelen ser herido", se lee en el informe de la OIM.
Uno de los ejemplos más dramáticos de lo riesgoso que resulta intentar llegar a la frontera con Estados Unidos por territorio mexicano es el del traslado de personas a través de camiones de carga alquilados por bandas delincuenciales.
Apenas esta semana, más de 250 personas que viajaban apretujadas en un vehículo portacontenedores fueron detenidas en un puesto de control de seguridad en la ruta 190 que une a Chiapa de Corzo con San Cristóbal de las Casas, en el estado sureño de Chiapas.
En un intento de eludir el arresto, varios de los pasajeros intentaron huir por el techo del tráiler pero no lograron huir porque un grupo de militares de inmediato lo cercaron.
Sin embargo, otro grupo que incluyó mujeres y niños pudo escapar por la parte trasera hacia algunas calles cercanas de barrios vecinos y otros se entregaron voluntariamente.
En diciembre de 2021, en esa ruta se registró una de las peores tragedias de muertes de migrantes cuando 54 personas murieron y 105 resultaron heridas al volcarse un tráiler en la zona.
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