(ANSA) - WASHINGTON, 31 OTT - Estados Unidos refuerza su
ayuda y asistencia a Israel, pero, al mismo tiempo, sus
funcionarios claman por los civiles palestinos; mientras
internamente, el gobierno de Joe Biden soporta manifestaciones
enfáticas de pacifistas con mensajes antibélicos y la ONU luce
paralizada sin lograr un alto el fuego en Medio Oriente.
"Cesar el fuego inmediatamente." "Protejan a los niños de
Gaza, la culpa es suya", "Dejen de financiar el genocidio":
gritando estas consignas, unas decenas de pacifistas con las
manos en alto teñidas de rojo sangre interrumpieron la audiencia
del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, y del
jefe del Pentágono, Lloyd Austin, antes de ser escoltado fuera
de la sala del tribunal por la policía.
Algunos de ellos, afiliados al grupo pacifista Codepink,
fueron detenidos.
Es el último episodio de tensión y protesta en Estados
Unidos contra la posición de la administración de Joe Biden,
considerada demasiado proisraelí (por el 70% de los
estadounidenses, según una reciente encuesta), a pesar de las
últimas correcciones de la administración y las repetidas
advertencias para la protección de civiles y para la prestación
de ayuda humanitaria.
Mientras, el Consejo de Seguridad de la ONU sigue paralizado
por los vetos cruzados a la petición de tregua.
Blinken, citado en el Senado junto con el secretario de
Defensa para explicar la petición de 61.000 millones de ayudas a
Ucrania y otros 14 para Israel, respondió a los activistas
asegurando que "todos nosotros estamos comprometidos con la
protección de los civiles, sabemos el sufrimiento actual y
estamos decididos a verlo terminar". "Pero todos nosotros
-subrayó- sabemos que es imperativo estar al lado de nuestros
aliados y socios cuando su seguridad, cuando sus democracias, se
ven amenazadas".
El Secretario de Estado rechazó, por tanto, la hipótesis de
un alto el fuego, también solicitado por Rusia, China y el mundo
árabe, porque, según explicó, "sólo ayudaría a Hamás a
reorganizarse".
Sin embargo, el jefe de la diplomacia estadounidense rompió
una vez más el argumento a favor de una pausa por razones
humanitarias, advirtiendo que "sin una ayuda humanitaria rápida
y prolongada, es más probable que el conflicto entre Israel y
Hamás se expanda".
Para ello habló con el primer ministro y ministro de Asuntos
Exteriores de Qatar, Mohammed bin Abdulrahman bin Jassim Al
Thani, que también desempeña un papel de mediación para la
liberación de los rehenes de Hamás. Austin se hizo eco de esto y
dijo que había "dejado claro repetidamente a los líderes
israelíes que proteger a los civiles en Gaza es tanto una
responsabilidad moral como un imperativo estratégico".
"Las democracias como la nuestra son más fuertes y seguras
cuando respetamos las leyes de la guerra y protegemos a los
civiles", añadió, y reiteró que "Hamás no representa al pueblo
palestino", asimismo lamentó "las muertes de civiles
palestinos".
Sin embargo, el riesgo de una escalada está a la vuelta de
la esquina. Como lo demuestran los 20 ataques contra las fuerzas
estadounidenses en Siria e Irak por parte de milicias
proiraníes. Y como advirtió el ministro de Asuntos Exteriores de
Teherán, Hossein Amirabdollahian, de gira por la región de
Oriente Medio: "Hoy en día, la escala de los conflictos en la
región está aumentando y es natural que los grupos de
resistencia no guarden silencio ante los crímenes del régimen
sionista, así como el pleno apoyo de Estados Unidos al régimen".
Pero si estos ataques no cesan, "responderemos", advirtió
Austin, mientras que el 77% de los estadounidenses también temen
ataques terroristas en suelo norteamericano, según una encuesta
de NewsNation/Decision Desk.
Mientras tanto, el punto muerto se mantiene en el Consejo de
Seguridad de la ONU, donde cuatro intentos de aprobar un
documento sobre el alto el fuego ya han fracasado por vetos
cruzados de Rusia o Estados Unidos.
El lunes hubo una nueva reunión para discutir una resolución
vinculante sobre una tregua humanitaria en la Franja, pero
terminó con el habitual intercambio de acusaciones mutuas. Con
el embajador israelí, Gilad Erdan, comparando a los "terroristas
de Hamás" con los "nazis modernos", colocándose en el pecho la
estrella amarilla de seis puntas con la inscripción "nunca más"
junto con el resto de la delegación: un gesto que desató nuevas
polémicas, incluso en casa. (ANSA).
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