En la reunión anual de Marrakech, el ministro de Economía de Italia, Giancarlo Giorgetti, recibió una visión más esperanzadora del director del departamento para Europa del FMI, Alfred Kammer, tras el recorte de las previsiones realizadas en el informe del martes.
Las ayudas para el gobierno llegarán de los fondos de la UE del NGEU, que tendrán un impacto el próximo año y podrían ayudar a respaldar las inversiones y los aumentos de productividad en los años siguientes.
Y el gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco, que prevé un crecimiento del 0,8% para 2024, descartó que el BCE esté dispuesto a actuar para enfriar el diferencial italiano, el cual mostró nerviosismo en los últimos días. "No hemos alcanzado" un nivel que lo justifique, afirmó, y ;;subrayó que en las reuniones no se "habló de la deuda italiana", pero sí de una invitación general a mantener bajo control las deudas públicas.
Giorgetti, quien regresó temprano a Italia, donde están en marcha las estrategias del presupuesto del Estado y las conversaciones con los sindicatos, en el encuentro con la prensa se mostró confiado en que "las diferencias de opinión se resolverán" después de que hayan leído el Documento de Economía y Finanzas (NADEF), el que define la utilización del los fondos públicos.
En las reuniones mantenidas a nivel del G20 y del G7, y en los encuentros bilaterales de su visita, el ministro ilustró el contenido del presupuesto que hizo uso del déficit, "porque es correcto y apropiado que el Estado haga algo con las personas de bajos ingresos".
"A medida que lean gradualmente el contenido del NADEF y luego la ley de presupuesto, se darán cuenta de nuestra actitud seria y responsable".
Por otra parte, el presupuesto parece dejar poco espacio a las peticiones de la propia mayoría y de los interlocutores sociales. Y el propio ministro bromeó al respecto, subrayando un disgusto tanto con el FMI como con los sindicatos.
Y el Comisario de la UE, Paolo Gentiloni, también se refirió al análisis de los documentos de la ley de presupuesto.
"Recibiremos el texto y haremos nuestras valoraciones" que llegarán en noviembre. En el caso de Bruselas, sin embargo, la herida de la falta de forma del MEDE -el nuevo tratado del fondo europeo de rescate- sigue abierta.
Su director general, Pierre Gramegna, reiteró la extrema necesidad de la firma: "es realmente difícil comprender la motivación o la lógica financiera de la falta de ratificación, creo que es una lucha política".
Por supuesto, Italia sufre dos elementos que no juegan a su favor y que aparecieron reiteradamente en las discusiones: el conflicto desatado en Gaza entre Hamás e Israel y la inflación y las consiguientes altas tasas. En el primer caso, todos los participantes subrayan la dificultad de calcular el impacto.
Y, como explicó Visco en las discusiones, el mayor temor es el de una extensión del conflicto que podría traer consigo mayores riesgos.
En cuanto a la inflación, el llamamiento del Fondo Monetario Internacional a Europa es directo: "no es el momento de recortar las tasas" y de cantar victoria contra la inflación.
De hecho, los bancos centrales ante "el aumento de las críticas" de las fuerzas políticas y de los trabajadores sociales no deben "ni pestañear".
Un llamamiento que parece haber sido aceptado por la presidenta del BCE, Christine Lagarde, según quien "nos mantenemos firmes en la lucha contra la inflación" y, de hecho, si es necesario, estamos dispuestos a "hacer más". Lagarde también manifestó su respaldo a Visco, para quien "un recorte ahora sería prematuro".
Debemos ser "prudentes y pacientes", aunque en caso de una fuerte caída de los precios siempre sería posible una reducción, completó.
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