(ANSA) - ROMA 14 SEPT - El exceso de radicales libres en el
organismo es responsable de la aparición del estrés oxidativo y,
en consecuencia, del cansancio que, en casos más graves, puede
volverse crónico, lo que puede combatirse con una dieta
equilibrada.
En el libro del doctor italiano Francesco Garritano, "La
fibromialgia es un desafío: se puede vencer", el autor habla de
remedios concretos y válidos para vencer el síndrome, pero
también presenta indicaciones para el bienestar, para combatir
el estrés y el cansancio. Indicaciones válidas para todos.
Los radicales libres, si se producen en pequeñas cantidades,
tienen un papel positivo (por ejemplo, colaboran con el sistema
inmunológico) pero, si se producen en grandes cantidades y no
son contrarrestados por nuestro sistema detox antioxidante
innato, se vuelven perjudiciales para el organismo.
¿Por qué? Si hay demasiados, comienzan, como locos, a golpear
todas las estructuras celulares, desde la membrana hasta el ADN,
haciendo que el sistema caiga en picada y alimentando aún más la
inflamación.
Este es el caso, por ejemplo, de la fibromialgia.
La falta de la cantidad adecuada de oxígeno en el organismo
provoca una mala asimilación de los nutrientes de los alimentos
y una acumulación de sustancias nocivas (toxinas) en nuestro
organismo.
La presencia de un número excesivo de radicales libres
conduce, por tanto, a la presentación de síntomas como debilidad
general y cansancio, pero también mareos, depresión, pérdida de
memoria, envejecimiento prematuro, irritabilidad, problemas
circulatorios, mala digestión, dolores y trastornos musculares,
artritis y complicaciones bronquiales.
En consecuencia, es importante saber cómo intervenir con una
buena dieta, rica en vitaminas y minerales antioxidantes.
Entre las vitaminas, recordamos especialmente la vitamina A
y la vitamina C.
El término "vitamina A" identifica una gran cantidad de
sustancias con efectos biológicos similares al retinol; en
particular, compuestos de origen animal, llamados retinoides, y
de origen vegetal, llamados carotenoides. Una fuente importante
de vitamina A es la yema de huevo, mientras que en el caso de
las hortalizas existen buenas concentraciones en hortalizas de
hoja verde y frutas y hortalizas de color rojo anaranjado
(zanahorias, calabaza, albaricoques, pimientos, tomates, etc.),
fuentes de carotenoides y betacaroteno. En cambio, encontramos
la vitamina A como retinoide, así como en los huevos, en
alimentos de origen animal (carne, pescado y pollo).
La vitamina C es uno de los micronutrientes que cooperan en
el correcto funcionamiento de nuestro organismo, en particular
son conocidos sus efectos antioxidantes e inmunoestimulantes.
Entre los alimentos con mayor contenido en vitamina C
recordamos algunas frutas (uvas, grosellas, papaya, piña,
fresas, melón, mango, frambuesas, arándanos, kiwis) y los
famosos cítricos (naranjas, mandarinas, limones, pomelos) que
sin duda merecen una especial atención. Entre las verduras se
encuentran pimientos, brócoli, repollo, coles de Bruselas,
coliflor, espinacas, grelos, hortalizas de hojas verdes,
calabaza y tomates. Buena concentración también en patatas,
especialmente nuevas, y en algunas especias como el perejil.
La vitamina C es sensible a la oxidación y termolábil, por
lo que los alimentos mencionados no deben almacenarse por mucho
tiempo y es preferible que se consuman crudos o poco cocidos.
En cuanto a los minerales, el zinc juega un papel muy
importante en nuestro organismo y, lamentablemente, muy a menudo
nos falta. Las ostras y los mariscos contienen altas
concentraciones de zinc, y también es buena la ingesta obtenida
a través de alimentos de origen animal (carne, algunos pescados
como el arenque, huevos, etc.).
En cuanto a las verduras, el zinc está presente en los
cereales integrales, las verduras de hoja ancha (espinacas y
lechuga) y en algunas semillas, como las de calabaza, sésamo y
girasol. También se destacan, entre otros alimentos, las setas,
los pistachos, las almendras, las nueces, los maníes, la quinoa,
el mijo, los anacardos y los piñones. La concentración en
legumbres también es buena.
El selenio es un microelemento, particularmente "micro",
porque nuestro organismo necesita una cantidad muy pequeña del
mismo. Es uno de los principales elementos de protección contra
el daño de los radicales libres y su acción es sinérgica con la
de la vitamina E.
El selenio está presente en cereales integrales y en
alimentos de origen animal, como la carne, el pescado y los
huevos (especialmente la yema). Entre otras fuentes alimenticias
se destacan el germen de trigo (también rico en vitamina E), los
frutos secos (almendras, avellanas, nueces, especialmente
brasileñas), las semillas de girasol y el ajo.
El cobre participa activamente en el bienestar de nuestro
organismo y en la lucha contra los radicales libres. Entre los
alimentos ricos en cobre, los crustáceos (cangrejos y
langostas) y moluscos (especialmente ostras), vísceras (hígado,
riñones), semillas oleaginosas y frutos secos, gérmenes de
cereales (especialmente trigo y centeno) y legumbres
(especialmente porotos y lentejas). (ANSA).
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