(ANSA) ROMA - Continúa el crecimiento en el uso de tarjetas, transferencias bancarias y cajeros automáticos por parte de los italianos. Los datos del Banco de Italia, referentes a 2022, certifican la presencia cada vez más masiva de lo digital en el comportamiento y la infraestructura del sector bancario y financiero.
También por ello, el sector está reduciendo cada vez más las sucursales "físicas" o las está transformando en puntos de asesoramiento o de otros servicios.
Una tendencia hacia lo inmaterial y digital que la crisis del Covid ha acelerado y que está cambiando el panorama italiano centrado, ya sea por el patrimonio cultural o por la vasta presencia de la economía en 'negro' o 'gris' en diferentes zonas del país ante el uso extensivo de efectivo.
Así, descontando la cada vez mayor difusión de apps fintech en teléfonos o relojes inteligentes, recorriendo las tablas difundidas por el banco se puede observar que las transacciones con tarjetas de crédito (corporativas y personales) volvieron a aumentar el año pasado.
Su valor superó el umbral de 100.000 millones a 101.000 millones de euros, aunque el número de tarjetas activas disminuyó ligeramente hasta los 13,4 millones.
En cuanto a las tarjetas de débito (incluidos los cajeros automáticos), afianzaron su liderazgo al pasar de 60,9 a 63,4 millones.
El valor de los pagos ha crecido a alrededor de 224 mil millones frente a los 184 millones de 2021 (+21%) y a estos hay que añadir algo más de 30,4 millones de tarjetas prepago, un fenómeno típico italiano. Y luego están las transferencias electrónicas: en 2022 su valor creció a poco más de 9 billones de euros.
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