(ANSA) - SANTIAGO DE CHILE, 26 APR - La venta y el consumo de
ropa de segunda mano generan importantes beneficios económicos y
sociales para los ciudadanos y las comunidades de Nicaragua,
Guatemala, Honduras y El Salvador, arrojó un estudio encargado
por Garson&Shaw, que será lanzado el viernes en Costa Rica.
El análisis estimó que para 2042, el sector de la ropa usada
proporcionará 3.076.770 puestos de trabajo, frente a los
actuales 1.574.420 en los mencionados cuatro países.
El estudio mostró que la comercialización de ropa de segunda
mano hace una contribución vital en los ingresos fiscales de los
gobiernos de América Central.
En 2021, los ingresos fiscales generados por el sector de la
ropa usada en Guatemala fueron de 40.2 millones de dólares, en
Nicaragua de 23.7 millones, en Honduras de 34.1 millones y en El
Salvador de 16.1 millones).
Para 2040, se estima, basándose en las tendencias de
crecimiento actuales, que el sector generará unos ingresos
fiscales de 34,7 millones de dólares en Guatemala, 17,4 millones
en Nicaragua, 25,9 millones en Honduras y 13,4 millones en El
Salvador.
Se calcula que el comercio internacional mayorista de este
rubro mueve actualmente entre 1.500 y 3.400 millones de dólares
al año. Cada año se comercializan hasta 4 millones de toneladas
de ropa usada. Al parecer, solo una cuarta parte de las prendas
post consumo se recogen actualmente para su reutilización en
todo el mundo. De esas prendas, alrededor del 40% entran en el
mercado internacional de ropa de segunda mano.
Centroamérica es un actor cada vez más influyente en la
industria de la ropa de segunda mano, y la gran mayoría de las
exportaciones a Centroamérica y Sudamérica proceden de Estados
Unidos. Las importaciones de ropa de segunda mano a la región
están impulsadas por la demanda de los consumidores, que ha
crecido de forma constante en los últimos años.
Entre 2011 y 2021, el valor nominal de las importaciones de
ropa de segunda mano a los cuatro países ha crecido en 274
millones de dólares. El comercio neto con Nicaragua creció casi
un 280% durante el periodo. Las cifras correspondientes a
Guatemala (180%), Honduras (194%) y El Salvador (183%).
Para crear más puestos de trabajo y tener un mayor impacto
social, Garson&Shaw -mayorista importante en el sector de la
ropa de segunda mano- propone a los gobiernos adoptar políticas
de apoyo que permitan el crecimiento de la industria de la ropa
usada en los países centroamericanos.
Argumenta que la industria de la ropa usada proporciona una
fuente sostenible de empleo y mejora el nivel de vida; tiene el
potencial de crear empleos adicionales en toda la cadena de
suministro y fomenta el empoderamiento económico al permitir que
las personas, especialmente las mujeres y los jóvenes,
establezcan sus propios negocios.
Pide también que los gobiernos desistan de imponer medidas
como impuestos sobre el valor añadido a las importaciones de
ropa usada, y, en cambio, garantice la inversión a largo plazo
en infraestructuras para apoyar a esta importante industria.
(ANSA).
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