Europa parecía haber frenado la tormenta desatada en los mercados por el Silicon Valley Bank (SVB), pero en vísperas de la reunión del Banco Central Europeo (BCE), el colapso del Credit Suisse devuelve el pánico al mercado de valores y lo vuelve a hacer saltar todos los patrones.
Previsiones de los analistas hablan de una suba contenida de los tipos de interés, porque se espera una mayor prudencia desde Frankfurt, sede del BCE, dada la inestabilidad generalizada y potencial persistente, ante la posibilidad de que el caso de Credit Suisse se intensifique. Pero el BCE también es estricto en otro frente: la inflación, que se mantiene en alto y se ha extendido a toda la economía. Por lo tanto, no se puede arriesgar a aflojar su control en este momento enviando mensajes de debilidad.
Así, los gobernadores de los bancos centrales se reúnen en un ambiente definitivamente transformado, en comparación con el de hace unos días, complicado por factores imprevistos. Desde el viernes pasado, la la quiebra del estadounidense SVB trajo vientos de crisis financiera también en Europa, ahora fortalecida por el colapso en la Bolsa de Valores del Credit Suisse, que con sus numerosas sucursales en el extranjero trae daños directamente a los países de la UE.
De hecho, el BCE está en alerta y esperando entender cómo se moverán las autoridades suiza, mientras tanto, le preguntó a los bancos europeos cuán expuestos están en relación a la institución suiza.
Aún cuando no hay un miedo real al contagio, porque la supervisión única ha protegido durante años a las europeas de debilidades de los demás, el riesgo de que la desconfianza se propague y los inversores fuguen no se puede descartar por completo. Para esto el BCE tendrá que andar con cuidado, y al hacerlo necesariamente se acercará a las demandas de las palomas, que han estado pidiendo un camino más suave en la contracción monetaria durante meses.
Los analistas de Bloomberg Economics se alinean con los de Deutsche Bank y recortan las previsiones de una nueva suba de tipos a 25 puntos básicos, en lugar de los 50 puntos anunciados por la presidenta Christine Lagarde en la reunión de febrero.
El tipo principal subiría, por tanto, hasta el 2,75%, sólo un punto porcentual de lo que se considera la tasa terminal, ese es el pico, que también cayó en las previsiones de los últimos días del 4% al 3,70%.
Pero una suba de 25 puntos, según varios analistas, podría también enviar una señal opuesta a la deseada: en lugar de tranquilizar, podría disparar miedo y una desconfianza en la estabilidad del sistema financiero europeo. Debido a esto Lagarde, que aún tendrá que mediar entre los halcones que piden más alzas de 50 puntos y palomas que ponen frenos, podría decidir mantener el aumento de 50 y reducir la velocidad.
Siempre si mientras tanto, la nueva tormenta de las finanzas no gesta nuevas víctimas.
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