(ANSA) - TOKIO, 25 FEB - Japón ha seguido aumentando sus
reservas de gas natural licuado (GNL) desde el comienzo del
conflicto en Ucrania, para hacer frente a cualquier
ralentización en el suministro del que, a todos los efectos,
sigue siendo el principal recurso energético del país.
Según la agencia gubernamental Jogmec -que monitorea el
movimiento de recursos y metales también en función de la
seguridad económica-, los inventarios de GNL en Japón se
ubicaron en 5,9 millones de toneladas: un aumento del 17,6% en
comparación con el mismo período de 2021 y el más alto desde el
comenzaron las estadísticas.
Nueve de los mayores yacimientos del país incrementaron sus
inventarios un 56% a 2,63 millones de toneladas al 19 de febrero
de este año, según los datos más recientes de la Agencia de
Recursos Naturales y Energía (ANRE). Una cifra muy por encima
del promedio de los últimos cinco años.
Uno de los motivos del aumento de inventarios es el temor
a una posible revisión del acuerdo con Rusia sobre el proyecto
Sakhalin 2, al noreste del archipiélago, el mismo del que la
británica Shell había anunciado su salida en marzo y que solo
contribuye al 9% del requerimiento nacional de GNL, y el riesgo
de que Moscú pida condiciones consideradas desventajosas.
La Tierra del Sol Naciente, como Italia, carece de recursos
naturales, depende en gran medida de los combustibles fósiles
importados para satisfacer sus necesidades energéticas y el gas
natural licuado representa actualmente alrededor del 35,5% de la
combinación total, la proporción más alta en el año fiscal 2021.
El gas natural produce alrededor de 50% menos de
emisiones de dióxido de carbono que el carbón y de 20 a 30%
menos que el petróleo, y se considera una opción preferida para
reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
La generación de energía nuclear no emite CO2, pero la
mayoría de los reactores aún permanecen inactivos en Japón,
sujetos a medidas de seguridad más estrictas introducidas
después del desastre nuclear de Fukushima. En un esfuerzo por
reducir los riesgos geopolíticos y garantizar un suministro
estable, Tokio también está intentando diversificar su
suministro de GNL.
Además de Omán -para envíos que deberían comenzar a partir
de 2025-, la energética Inpex firmó recientemente un acuerdo de
veinte años con la estadounidense Venture Global para la compra
de un millón de toneladas anuales de gas a Estados Unidos, que
mientras tanto se han convertido en uno de los principales
exportadores de GNL del mundo, a pesar de que el proceso de
producción es mucho más caro que exportar gas natural por
gasoducto.
Detrás del auge del esquisto estadounidense, dicen los
analistas, quedan dudas sobre el impacto ambiental.
La extracción de gas, obtenida principalmente con
tecnología de fracking -la trituración hidráulica de rocas de
esquisto-, además de contaminar las aguas subterráneas, emite
metano a la atmósfera, agravando el efecto invernadero. (ANSA).
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