"Para mí, este es un momento de felicidad, no de tristeza", confesó la italiana Jasmine Paolini tras su derrota en la final de Roland Garros a manos de la polaca Iga Swiatek, número uno del mundo que sumó su tercera corona consecutiva en el torneo que conquistó en cuatro ocasiones.
Con una sonrisa que no la abandonó ni siquiera en los momentos más difíciles, Paolini reconoció que perder "fue duro, pero también divertido jugar esta final", la primera para ella en un Grand Slam en el que buscaba su segundo título en el circuito.
La balanza se inclinó para la favorita, que se impuso sin atenuantes por 6-2 y 6-1 ante la tercera italiana en acceder a la final del Abierto de Francia, en el que Francesca Schiavone fue la única en celebrar en 2010, para luego caer al año siguiente en la definición.
Lo mismo le sucedió en 2012 a Sara Errani, compañera de Paolini en la final del doble femenino de Roland Garros en la que ambas buscarán revancha ante una dupla que integra la estadounidense Cori "Coco" Gauff, tercera del ranking que también irá por la suya tras quedar eliminada en semifinales del torneo de individuales frente a Swiatek.
La polaca, que sólo padeció en esta edición en su partido por la segunda ronda ante la japonesa Naomi Osaka, en el que debió remontar un match-point antes de asegurar su continuidad en el torneo, tuvo palabras de elogio para Paolini apenas concretada su consagración.
Un gesto que respondió al de la italiana, que la felicitó por el nivel que demostró a lo largo de todo el torneo y dijo sentirse "orgullosa" de sí misma tras haber arribado como decimoquinta del ranking femenino en el que, a partir del lunes, ocupará el séptimo puesto.
"No lo pienso demasiado si tengo que reconocer que me siento muy feliz. Es una sensación extraña luego de perder en la final, pero creo que debo sentirme satisfecha por lo que hice en estas dos semanas y por la posición que ocuparé en el ranking", explicó.
"No sé hasta donde me llevará este viaje, pero siento curiosidad por descubrirlo. Trataré de seguir dando el 100 por ciento y veremos qué me depara el futuro", agregó la italiana, al reconocer que Iga jugó todo el partido en un nivel increíble y nunca es fácil hacerlo con semejante intensidad".
Los amigos de Paolini también expresaron su alegría por el gran momento que atraviesa la tenista, especialmente Roberto Ragghianti, uno de los primeros en jugar con ella cuando todavía era una niña y con quien hoy sigue jugando cuando tienen ocasión de hacerlo en el Círculo de Tenis y Padel de Bagni di Lucca.
Allí se congregaron sus conocidos para seguir por televisión la experiencia de la tenista de 28 años en París y para celebrar su consagratoria actuación en el segundo Grand Slam de la temporada, donde aún debe jugar una segunda final.
"No importa su derrota porque enfrentó a una rival que demostró por qué es la número uno del mundo. Haber llegado a esa instancia ya es todo un mérito y, además, la semana de 'Jasi' en París aún no termina y, pase lo que pase, volverá a casa como séptima del mundo, algo que parecía impensable", destacó Ragghianti.
Los padres de Paolini, que suelen ver también sus partidos por televisión desde su casa, hoy estuvieron presentes en las gradas de Roland Garros y fueron enfocados en varias ocasiones por las cámaras cuando aplaudían a su hija.
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