La eliminación en cuartos de final de la Europa League tras la doble derrota frente a la Roma parece haber marcado el fin del ciclo de Stefano Pioli como técnico del Milan, tal como reclaman los fanáticos más radicalizados del club "rossonero", aún cuando reconocen los méritos del entrenador.
"Pioli fue el artífice de uno de los 'scudettos' más bellos en la historia del Milan (2021-22), pero creemos que llegó el momento en el que inexorablemente los caminos se separen. Hemos esperado demasiado, pero en este punto el cambio de entrenador es obligado", afirmaron en una carta abierta firmada por Luca Lucci, líder del sector que suele ocupar la Curva Sur en el estadio Giuseppe Meazza de San Siro.
Ese mismo escenario se anticipa como un banco de pruebas que podría refrendar el fin del romance entre la parcialidad del Milan y el entrenador, cuya continuidad estaría asegurada hasta el fin de la temporada, salvo una derrota el lunes en el "Derby della Madonnina" frente a un Inter que se encamina a paso firme rumbo al título.
El clásico y el duelo con Juventus en Turín el domingo 28 de abril, por la trigésimo cuarta fecha del campeonato, parecen ser el límite hoy por hoy para el futuro de Pioli, a quien tras la derrota del jueves en el Olímpico la dirigencia, esta vez, no salió a respaldar públicamente.
El mensaje de los fanáticos más radicalizados en Instagram, en cambio, resulta lapidario pues, aún cuando el "rossonero" escaló hace algunas fechas al segundo puesto relegando a Juventus al tercer escalón, "Milan es desde hace un tiempo un equipo aburrido, sin ideas y confuso que necesita de un cambio y nuevos estímulos para recuperar el estilo que perdió hace tiempo".
Las críticas no se detuvieron en el plantel y llegaron también a la dirigencia, a la que cuestionaron por "una inacción tanto durante la temporada como sobre todo en el mercado de pases, que hizo que este año el equipo cayera en el anonimato total".
En lo que hace al plantel, los aficionados de la Curva Sur apuntaron la falta de espíritu, de hambre de gloria y de compromiso hacia la camiseta que se traducen en una temporada sin títulos en la que Milan se despidió de la Champions en la fase de grupos, no fue protagonista en Copa Italia (quedó eliminado en cuartos a manos de Atalanta) y resultó netamente superado por Roma en la Europa League.
"Los balances se hacen al final de la temporada", repiten el técnico y los dirigentes y más allá de que la clasificación a la próxima Champions no parece correr peligro, las cartas están sobre la mesa.
La necesidad de mantener las cuentas equilibradas podría atentar contra el deseo de los aficionados de ver en el banco de suplentes del Milan a un técnico con experiencia.
En ese rubro se menciona a Antonio Conte, con pasado exitoso en Inter y en Juventus, al ítalo-brasileño Thiago Motta, artífice de un Bologna que es sensación en el torneo con bajo presupuesto, y a Vincenzo Italiano, que llevó a Fiorentina una vez más a las instancias decisivas de la Conference League.
Habrá que esperar el resultado del clásico del lunes "que no ganamos desde hace demasiado tiempo" (cinco derrotas en fila) recuerdan los fanáticos, para saber si Gerry Cardinale, número uno del grupo RedBird que es propietario del club, decide finalmente dar el golpe de timón que esos mismos aficionados le reclaman hoy.
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