Pasan las semanas, los meses, pero el equipo campeón no logra reencontrar su juego, la unidad del equipo, encontrándose con pases de primera como ocurrió hace un año: con la llegada del tercer entrenador las brechas no se cerraron y ahora en la ciudad, entre los aficionados que viven la decepción, crece la creencia de que la culpa no es el adiós de Luciano Spalletti, sino que es una clara responsabilidad de los jugadores azzurri, mentalmente perdidos tras el entusiasmo de la temporada pasada.
En el partido del domingo en Cagliari se volvió a ver un partido sin velocidad, sin cohesión en el campo.
Tras encontrar el primer gol con el nigeriano Viktor Osimhen, el Napoli no pudo duplicar su ventaja por el egocentrismo de los disparos de Matteo Politano y el argentino Giovani Simeone y encajó el empate por error de Juan Jesús.
Una temporada difícil, sobre todo desde el punto de vista psicológico, como confirmó el domingo Giacomo Raspadori, el delantero responsable del primer gol, sirviendo en bandeja la asistencia a Osimhen: "Creo que nuestra cabeza -afirmó- debe reaccionar pensando que siempre podemos hacerlo mejor. Tenemos dificultades y no estamos haciendo lo que debemos. Esto no es lo máximo, podemos y debemos dar más sin quedar atrapados en pensamientos negativos. Cualquiera que tenga la suerte de formar parte de este club es consciente de que se debe expresar un fútbol coral, de alto nivel".
La conciencia de que es absolutamente necesario cambiar de marcha está presente y es la palanca en la que Calzona confía para ver por fin un Napoli diferente, ya en el partido fuera de casa del miércoles contra el Sassuolo.
La victoria de los azzurri sería imprescindible para seguir aspirando a una clasificación europea y desbloquear una racha muy aburrida de tres empates y una eliminatoria entre el campeonato y la Liga de Campeones, cuyo último triunfo se remonta al 4 de febrero contra el Verona.
Osimhen se encuentra mejor tras el cansancio al final del partido en Cerdeña y está listo para volver al campo, mientras el DT Francesco Calzona intenta aprovechar los días para que el equipo asimile sus esquemas y los estímulos necesarios para recuperar brillo y movilidad.
Todos a disposición, excepto Cyril Ngonge, que hoy también entrenó por separado.
La plantilla era y sigue siendo de muy alto nivel, al contrario de su actuación esta temporada. El objetivo es romper el punto muerto ante el Sassuolo para transformar la pesadilla en una verdadera persecución por el torneo europeo.
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