El violonchelista y director de orquesta italiano Mario Brunello apeló a su habitual "herramienta" de trabajo para emprender una batalla que algunos consideran perdida: la tala de árboles por efecto de los Juegos Olímpicos de Invierno de Milán-Cortina D'Ampezzo 2026.
"Es un pedido de misericordia para estos alerces", explicó el protagonista de la particular y pacífica protesta que realizó en cercanías al barrio que albergará la pista de "bobsleigh" en el que ya comenzó la tala de parte de los ejemplares del bosque de Ronco.
"Quería darle voz a estos alerces, que están así desde hace siglos y no han tenido la oportunidad de vivir con música, pero hoy tienen una voz que debería ser escuchada", explicó Brunello, al reiterar que el suyo es "un pedido de clemencia frente a la masacre que se está produciendo en nombre del deporte".
"Una situación que ocurre cuando la humanidad más necesita de la ayuda de los árboles para salvar el planeta", agregó el músico en medio de los trabajos de tala que comenzaron a primera hora del día y se reanudaron al comenzar la tarde tras una breve interrupción relacionada con otras cuestiones.
El lunes, en este multar, un centenar de ecologistas protestaron contra la obra al grito de "Olimpíadas del cemento".
La concejala veneciana de Europa Verde, Cristina Guarda, se hizo presente hoy y dijo: "No hay piedad para nuestras montañas, que valen menos que una pista de bobsleigh que se construirá por ambiciones personales, costará más de 120 millones de euros afrontados con fondos públicos y podría no estar terminada a tiempo cuando comiencen los Juegos de Invierno".
"Pese a las promesas, todo el mundo sabe que después esta pista será abandonada por su elevado costo de mantenimiento", agregó al explicar que "en una montaña que tiene cada vez menos nieve, construirán un refrigerador al aire libre que consumirá agua y energía para estar activo, mientras los ciudadanos se ven obligados a ahorrar", completó.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS © Copyright ANSA