Semana de la cocina italiana en el mundo en Argentina.
(ANSA) BUENOS AIRES - Marcando el punto de inflexión de la celebración en Argentina de la 8ª edición de la Semana de la Cocina Italiana en el Mundo (del 13 al 19 de noviembre), el embajador de Italia en Buenos Aires, Fabrizio Lucentini, organizó el jueves por la noche una recepción en su residencia que sirvió para subrayar las directrices y el espíritu de este evento promovido por el Ministerio de Asuntos Exteriores, y apoyado internacionalmente por la red de embajadas, consulados, institutos culturales y agencias del ICE.
"El complejo de actividades vinculadas al sector alimentario", recordó Lucentini, "representa el 25% del producto interior bruto (PIB) de Italia, da empleo a cuatro millones de personas y supone exportaciones anuales de unos 60.000 millones de euros".
Por otra parte, añadió, "la cocina es cultura, y representa una parte importante de la cultura italiana, como expresión de su territorio, de su diversidad de producción". Por lo tanto", subrayó, "promover la cocina italiana es un poco promover esta dimensión cultural de la misma. Y aquí, en Argentina, es algo muy sencillo, fácil y natural".
Para este año, concluyó, "tenemos además una preocupación particular, porque, por un lado, la cocina italiana es candidata en la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad y, por otro lado, el tema de la sostenibilidad en el que se basa está también relacionado con la candidatura de Roma para la organización de la Expo 2030".
Al presentarse a los invitados, el "chef" invitado, Sandro Serva, al frente junto a su hermano Maurizio del restaurante La Trota, en la provincia de Rieti, que cuenta con dos estrellas Michelin, resumió la filosofía de su trabajo.
Apostamos, subrayó, por la "búsqueda de los mejores productos del territorio, utilizados y revisados en clave más moderna, jugando, en equilibrio, con las temperaturas, las texturas y el uso de hierbas especiales que crecen silvestres".
"El concepto de nuestro trabajo -explicó- es, en mi opinión, expresar el territorio, lo que realmente es la tierra: es bella en ese lugar, tiene sabor y cultura propios. Llevamos 12 años con dos estrellas Michelin, siendo el único restaurante de Europa que expresa un menú solo de pescado de agua dulce. Algo que todo el mundo ha evitado, pero que nosotros, dada nuestra ubicación, nuestro entorno y nuestra tradición, hemos querido abordar".
Pero no nos detuvimos ahí, dijo finalmente, "sino que también dimos cabida a esas materias primas que luego Italia propone y expone en todo el mundo". (ANSA).