"Esta concentración es anómala, como se ve en el hecho de que antes de Musk solo habían ido al espacio tres naciones, Estados Unidos, Rusia y China", sostiene Riccardo Staglianò, periodista y escritor.
"Los ricos siempre han existido y siempre existirán. Pero los de antes eran megacapitalistas, mientras que los de ahora son gicapaitalistas", decía esta semana Staglianò en un encuentro en el Istituto Italiano de Cultura de Barcelona, adonde llegó en barco desde Italia en la llamada "Nave di libri" junto a una docena de escritores con motivo del Día Mundial del Libro, el pasado 23 de abril.
"Su nivel de riqueza es tal que valen como el Producto interior bruto (PIB) de las naciones. Apple a un cierto punto valía 3.000.000 de dólares, lo que le situaría en el quinto puesto de todas las economías. Valía dos veces el PIB de Italia", apunta.
"Gigacapitalisti" (Einaudi) es "una especie de denuncia porque si no hacemos algo para limitar el poder de personas como Musk, Bezos o Zuckerberg tenemos un problema. Ponemos en riesgo la democracia".
Para empezar, "deberían pagar impuestos, porque por ejemplo Apple en Irlanda pagaba el 0,005% de impuestos, y Musk en 2018 pagaba 0 dólares de tasas. Todo legal, pero horrible".
Musk es el productor de vehículos eléctricos Tesla y de los cohetes SpaceX y fundador de la startup Boring Company; Bezos es el fundador de Amazon, propietario del rotativo Washington Post y de la empresa aeroespacial Blue Origin; y Zuckerberg es el fundador de Facebook y preside Meta.
Tanto Meta como Amazon son además propietarias de datos sensibles de los ciudadanos. Staglianò advierte de su "poder de influencia en los gobernantes, tanto que se comportan como un estado hablando con otro estado" y señala que si Zuckerberg "fuese presidente de un estado, tendría un control total sobre sus ciudadanos".
El escritor llama a "hacer algo antes de que sean más potentes" pues "tienen un poder que antes solo competía a los estados soberanos".
Además del pago de impuestos, Staglianò propone que intervenga el Antitrust, que "si sus empresas se han hecho muy grandes, dividirlas en varias, una dedicada al comercio digital y otra a la inteligencia artificial, por ejemplo".
También sugiere más derechos para los trabajadores y una nueva conciencia colectiva.
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