Un libro sobre Roma y la magia cinematográfica

"Las ciudades y el cine" retrata el hilo con los viajes.

La tapa del libro de la periodista argentina.  (foto: ANSA)
La tapa del libro de la periodista argentina. (foto: ANSA)

(ANSA) BUENOS AIRES - El vínculo entre las metrópolis y la magia cinematográfica, así como la posibilidad de "viajar" a través de películas en las que sus personajes deambulan en fuentes, terrazas, taxis, hoteles, callejones, escombros, suburbios o monumentos de capitales emblemáticas, como Roma o Nueva York, son los dos ejes trazados por la periodista María Zacco en su libro "Las ciudades y el cine". El cruce entre las sensibilidades y percepciones de los viajeros con las de los cineastas puede advertirse en la manera de ver o hablar, por ejemplo, de la capital italiana según cada momento histórico, en la cual, además, sus míticos monumentos fueron centrales para construir un peculiar lenguaje cinematográfico.
    Así, en el libro se puede leer cómo Roberto Rossellini muestra de la antigua capital imperial la tristeza, escombros y heridas causadas por la guerra en "Roma, città aperta" (1945), mientras Federico Fellini, en 1960, traza en "La Dolce Vita" un retrato mordaz y pesimista de la capital italiana, que ha mutado a ritmo de vértigo, con el consumo masivo, las celebridades, las fiestas, las ansiedades de los reporteros y los equipos de rodaje.
    Zacco también se enfoca en la Roma que va desde la mirada de Pier Paolo Pasolini en "Mamma Roma", de 1962 -un filme en el que las condiciones sociales influyen para percibir y contar la capital italiana- hasta una visión más actual, como la de Paolo Sorrentino con "La Grande Belleza", de 2013, película en la que el protagonista, el escritor Jep Gambardella (Toni Servillo) se parece a Marcello Rubini (Marcello Mastroianni) de "La Dolce Vita", en una ciudad esplendorosa a la que la atraviesan los excesos y la incomunicación.
    Al referirse a las mutaciones de época y las consecuentes variaciones de sentidos de Roma, Zacco explicó a ANSA que los lugares emblemáticos de la capital italiana "tienen que ver con sus monumentos, que aún en ruinas siguen despertando la admiración más absoluta. A ellos, como marco de hechos históricos o relatos bíblicos, se aferró Roma en los inicios del cine".
    "Los monumentos siguieron siendo importantes en toda la historia del cine italiano -prosiguió Zacco-. Después de la Primera Guerra Mundial, las productoras italianas estaban en bancarrota y fue de la mano de Benito Mussollini que la industria tuvo un resurgimiento. Con la creación de Cinecittá - más allá de concebirlo como un aparato para consolidar su dominio político- su intención era que 'Italia proyectara a todo el mundo la grandeza de la cultura romana'".
    "Lo mismo sucedió después de la segunda guerra. Primero fue el neorrealismo el que exaltó la grandeza de los monumentos aún en ruinas. Un ícono es 'Roma, ciudad abierta'. Y luego los filmes de los años 50, que apostaron a los dólares de los turistas estadounidenses para la recuperación", añadió la periodista.
    Además, en la Roma de los años 60 retratada en "La Dolce Vita" ya no se apuntaba a las ruinas, pero "Fellini concibió a la ciudad como un gran circo romano", afirmó Zacco.
    "Tenía que ver con la ola de consumismo que se había desatado hacía una década, que había sumido a la ciudad en el exceso y el narcisismo. A esa idea vuelve 'La Grande Belleza', donde el protagonista, Jep Gambardella, se transforma en el domador de circo", completó. (ANSA).
   

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