A su juicio, "la razón por la que fuera no se entiende lo que pasa en Perú es porque todos asumen que hay una izquierda y una derecha, que va a haber un cambio de poder en unas elecciones. Pero nosotros tenemos que resolver cuestiones previas a la existencia misma de una democracia".
Hay que "hacer partidos políticos, poner colegios y que la gente sepa de lo que se trata la democracia. Hay que crear ciertos niveles mínimos de igualdad, que no haga que la mitad de la sociedad odie a la otra. Esto son cosas que son básicas", dice.
Si "no crees en el Estado, lo que hay es la barbarie", subraya Roncagliolo (Lima, 1975), que se refiere a las 67 personas muertas en las protestas de Perú.
Es "un Estado que mata a 67 personas y le da igual y nadie lo investiga, donde los bancos y la policía te roban, donde el Estado se va desmantelando porque nadie cree en él".
Opina que "es consolador que hay un dictador y decir que todo es culpa de él y que cuando lo saquemos todo se arreglará".
Pero, añade, "esto es lo que hemos hecho con 22 años de democracia voto a voto, somos nosotros el problema. Es una sociedad que no sabe tener una democracia y no sabe para qué sirve, y no sabe ni siquiera si la quiere. Eso es terrible porque hay que cambiar mucho más que a un político o dos políticos".
Dice que antes él era "optimista, pensé que todo se arreglaría democráticamente. Hemos sido durante muchos años los alumnos aplicados de la clase con los índices macroeconómicos que crecían y todo era mentira".
Roncagliolo pensó que "seríamos como Italia en los buenos tiempos, un poco de caos, pero todo sigue funcionando más o menos, es una economía grande, no viven mal. Me equivoqué".
Ahora "no soy optimista. No sé cómo se sale de esta".
El escritor participa estos días en Cádiz en el IX Congreso internacional de la lengua española, que debía haberse celebrado en Arequipa (Perú), de donde se trasladó a la ciudad española debido a la situación política del país latinoamericano.
"Ojalá que el próximo Congreso se celebre en Arequipa. Pero en tres años es posible que Perú no exista. La inmovilidad de la clase política podría causar un desastre en cualquier momento.
Ya lo está causando", dice.
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