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Una muestra con el "otro Renoir"

En Italia quedó deslumbrado con Rubens, Tiziano y Carpaccio

ROMA, 25 febrero 2023, 16:30

Redaccion ANSA

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Otro Renoir, el clasicismo moderno del maestro - TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

(ANSA) - Una muestra en Rovigo, en la región del Veneto, ofrece una mirada al "otro Renoir", aquel que en un viaje por Italia quedó deslumbrado por el arte de Rubens, Tiziano y Carpaccio, entre otros.
    Con el viaje a Italia que inició en octubre de 1881, el pintor de Limoges entró en estrecho contacto con los clásicos del arte Tiziano y Carpaccio, a los que ya había conocido en el Louvre, descubriendo además a Tiepolo en Venecia, y pasando por Florencia y Roma, donde le llamaron la atención los frescos de Rafael en Villa Farnesina, Nápoles y Capri con pintura pompeyana, hasta Palermo.
    Tras su viaje a los 40 años en busca de nuevos estímulos y caminos, su mirada se volvió hacia los gigantes del pasado, hacia Rubens y los maestros del Renacimiento italiano.
    Eso le permitió elaborar un "clasicismo moderno" que inspiró desde 1910 hasta el período entre las dos guerras a muchos artistas, especialmente italianos, que se orientaron hacia la llamada al orden como reacción a la furia de las vanguardias.
    La exposición que en Rovigo reúne hasta el 25 de junio 47 de sus obras, entre pinturas, dibujos y grabados, cedidas por museos italianos y extranjeros y colecciones privadas, se centra, por tanto, en el "otro Renoir", que incluye a los maestros de los que aprendió.
    "Su objetivo no ha cambiado en comparación con el período impresionista, la atención a la naturaleza y la luz, pero la modalidad ha cambiado", observa Paolo Bolpagni, el comisario de la muestra. "Esta fase de madurez no muestra a un pintor decadente sino al precursor de una nueva sensibilidad más moderna, un precursor".
    Es en él en quien se inspira Giorgio De Chirico, declarándolo abiertamente cuando tiene su "regreso a la profesión" a partir de la década de 1920.
    "Renoir, l' alba di un nuovo classicismo" ("Renoir, el amanecer de un nuevo clasicismo") se abre con dos obras maestras impresionistas, Le moulin de la Galette de 1875 y la sinuosa figura Apres le bain de 1878, seguidas de pinturas de contemporáneos "italianos de París", Boldini, Zandomenighi, De Nittis y dos Medardo Rossos.
    Le siguen las dos esculturas de mujeres: el bronce clásico de Aristide Maillol de 1940 junto a la niña misteriosa de Marino Marini de 1938, frente a la "Piccola Venere in piedi" (Pequeña Venus de pie) de 1913 de Renoir, que llegará en los próximos días.
    Del viaje a Italia como puntapié al replanteamiento tras la experiencia impresionista, destaca "La Bagnante Bionda", de la Pinacoteca Agnelli de Turín.
    "Es el retrato de Aline Charigot, la joven modelo que se convertirá en su esposa -explica Bolpagni-. Renoir puso su mano en esta maravillosa pintura en 1882 inmediatamente después de regresar a casa".
    Los rostros de las mujeres, señala el curador, ya no muestran la expresión de un estado de ánimo fugaz sino la esencia de la belleza, el elemento de la naturaleza pura.
    En el prefacio del "Libro del Arte" de Cennino Cennini, del siglo XIV, Renoir afirma que desde la pintura pompeyana, que tanto le impresionó en Nápoles, hasta Corot, hubo una línea de continuidad en la transmisión de técnicas y estilos que el positivismo, el racionalismo y la sociedad industrial habían roto y había que volver a conectarlos.
    Bolpagni destaca que "la suya es una pintura de gran solidez que no se fija en las modas sino que aspira a lo que no es efímero, a lo que permanece".
    La exposición cuenta la historia de un pintor que permaneció joven hasta el final, constantemente absorto en su investigación, siempre dispuesto a cambiar y avanzar a pesar de que la artritis reumatoide le impedía sostener una pluma en la mano, concluye.
   

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