"Está en marcha una revolución enormemente más profunda, más rápida y más global que la industrial" del siglo XIX y un "contrapoder" se está expandiendo por todo el planeta, poniendo a riesgo a nuestra libertad, advirtió hoy el presidente de Italia, Sergio Mattarella, en referencia a la inteligencia artificial (IA).
"El modelo cultural de Occidente está en entredicho" y, al mismo tiempo, las multinacionales de la inteligencia artificial y de las redes sociales plantean nuevas cuestiones preocupantes: "debemos evitar que unos pocos grupos influyan en la democracia", sentenció el mandatario.
Quienes esperaban intervenciones sobre la actualidad política italiana se habrán sentido decepcionados por el discurso del Presidente de la República en el tradicional saludo a los altos funcionarios del Estado. Solo se trata de una reafirmación puntual de la centralidad de las Cámaras en el sistema: "las instituciones democráticas, el equilibrio de poderes, el papel fundamental del Parlamento derivan del respeto a la libertad de cada individuo", afirmó Mattarella ante los responsables institucionales (con la primera ministra Giorgia Meloni ausente por un estado gripal).
El acto se desarrolló en la sala de los Coraceros del Quirinal, y allí el ex premier Mario Draghi escuchaba atentamente. Mucha política en palabras de Mattarella, que se centró en los beneficios y, sobre todo, en definitiva, en los riesgos de la inteligencia artificial, el excesivo poder de las redes sociales en el mundo, lo que hace sonar la alarma sobre el llamado "modelo Musk", cuyo nombre nunca fue mencionado por el presidente.
Su poderoso "modelo de condicionamiento", las proporciones gigantescas que impiden de hecho cualquier intento de regulación e incluso demuestran, subrayó Mattarella, "la presunción de convertirse en protagonistas que dictan las normas, en lugar de ser destinatarios de la regulación". Pero el peligro del "modelo Musk", el nuevo icono del italiano tras su aplaudida actuación en la fiesta de Fratelli d'Italia (el partido de Meloni), se desprende claramente de las palabras de Mattarella: "oligarcas de diferentes orígenes compiten en la exploración submarina, en nuevas misiones espaciales, en el desarrollo de sistemas de satélites muy costosos (con implicaciones militares) y en el control de plataformas de comunicación social, actuando, cada vez más a menudo, como auténticos contrapoderes".
Es imposible no pensar en el sistema de satélites Starlink propiedad de Musk. "Contrarrestar lo que puede socavar nuestras libertades es el compromiso prioritario que tenemos ante nosotros", de hecho, es la tarea principal de la política.
El jefe de Estado citó a George Orwell para dejar claro la amenaza que parece avanzar en el mundo sin encontrar resistencia alguna por parte de las democracias, penetradas sin ser conscientes de ello: "imaginémonos por un momento, aplicando el escenario descrito en la novela '1984'", lo que habría significado una distorsión en el uso de estas tecnologías al servicio de una dictadura del siglo XX. Están en juego la soberanía de los ciudadanos".
Un discurso sorprendente, lleno de sugerencias para ver un futuro distópico en el tiempo. Por este motivo, Mattarella aplaudió las primeras iniciativas en materia de inteligencia artificial lanzadas por Bruselas que "van en la dirección correcta y plantean el problema decisivo de proteger la privacidad y la libertad de los ciudadanos".
Finalmente, lanzó otra andanada: "quienes evaden impuestos ignoran el papel del Estado", un recordatorio "urbi et orbi" del que Italia ciertamente no está exenta. Pero esta vez son ellas, las multinacionales, la "contra-potencia", quienes están en la mira del presidente.
"Muchos de los grandes capitales del planeta, personas y empresas, logran evadir casi por completo sus obligaciones fiscales, especialmente en los servicios de información. Se trata de una cuestión que afecta directamente a la expresión de la soberanía de los ciudadanos, a quienes se les pide que contribuyan a la financiación de las actividades estatales como titulares de derechos; mientras hay quienes creen que pueden escapar a ese deber", sentenció.
La humanidad se encuentra en una "curva cerrada de la historia" y "la frontera entre el bien y el mal, entre la justicia y la injusticia, entre lo verdadero y lo falso, depende de nuestras elecciones. Nada puede darse por sentado", completó el presidente.
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