(ANSA) - ROMA 30 OCT - Los primeros embriones de mamíferos
desarrollados con éxito en el Espacio, en este caso de ratón,
son el primer paso para demostrar que el hombre puede
reproducirse fuera de la Tierra.
Se trata de embriones que ratón que fueron obtenidos en la
Tierra, congelados y luego enviados a la Estación Espacial
Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) en agosto de 2021,
en colaboración con la agencia espacial japonesa Jaxa.
A bordo, los astronautas descongelaron los embriones, los
criaron durante cuatro días en condiciones de microgravedad y
luego frenaron su desarrollo en una etapa temprana.
El estudio, publicado en la revista iScience, fue dirigido
por la Universidad Yamanashi de Japón.
"Otros estudios similares habían intentado simular los
efectos de la microgravedad aquí en la Tierra, pero esta es la
primera vez que se desarrollaron embriones en condiciones
reales", explicó a ANSA Paolo Vezzoni, del Instituto de
Investigación Genética y Biomédica del Consejo Nacional de las
Investigaciones.
"Puede parecer una cosa trivial, pero realizar experimentos
en la ISS es mucho más complejo: los investigadores -añadió-
tuvieron que inventar herramientas específicas para permitir a
los astronautas realizar las operaciones necesarias".
Los autores del estudio fueron coordinados por Teruhiko
Wakayama, uno de los protagonistas de la investigación sobre las
células madre y los efectos de la microgravedad, que ya en 2009
había descubierto que, si bien la fecundación de óvulos también
era posible en el espacio, la implantación de óvulos fecundados
resultaba más problemático.
Esta vez los investigadores se centraron en las primeras
fases del desarrollo embrionario: los resultados del experimento
realizado en la ISS muestran que la tasa de supervivencia de los
embriones no es alta, pero que aquellos que logran sobrevivir se
desarrollan de forma completamente normal.
El estudio, sin embargo, se detuvo en la fase de
blastocisto, que es una de las fases iniciales: en los embriones
humanos corresponde a la etapa de desarrollo de 5 a 6 días,
cuando debería tener lugar la implantación en el útero.
"Es interesante que los embriones, a pesar de ser muy
delicados, no hayan sido dañados por la radiación, presente en
mayores cantidades fuera de la atmósfera terrestre", observó
Vezzoni.
"Los daños por radiación, sin embargo, a veces no aparecen
inmediatamente: el siguiente paso -afirmó el investigador- sería
volver a congelar los blastocistos crecidos en el espacio,
traerlos a la Tierra e implantarlos en el animal, para verificar
si se desarrollan correctamente".
Los autores del estudio, de hecho, subrayan que aún será
necesario mucho trabajo para comprender los efectos del entorno
espacial en el desarrollo fetal de los mamíferos: por ejemplo,
otros estudios realizados con roedores pusieron de relieve que
permanecer en el espacio durante las fases críticas de la
gestación puede dificultar el desarrollo del sistema vestibular,
fundamental para el equilibrio y la orientación, y del sistema
musculoesquelético.
"Las posibles aplicaciones están aún muy lejanas -resaltó
Vezzoni- pero se podría imaginar de enviar, por ejemplo, sobre
una colonia humana en marte, embriones de animales para hacerlos
luego nacer directamente sobre el planeta. Para los seres
humanos, en cambio -concluyó el investigador- las aplicaciones
están colocadas en un futuro aún más lejano". (ANSA).
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS. © COPYRIGHT ANSA