El mes de septiembre pasado marcó otro récord en temperaturas, al menos desde el siglo XIX, es decir, desde que existen registros meteorológicos.
Efectivamente, septiembre fue el mes más cálido jamás registrado, y por un margen "extraordinario" en comparación con años anteriores, afirmó el observatorio climático de la Unión Europea Copernicus.
Un informe publicado hoy por el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3s) muestra que la temperatura media del aire en superficie en septiembre fue de 16,38 grados, 0,93 grados más que la media del mismo mes en los años 1991-2020, y 0,5 grados más que el récord anterior de 2020.
Normalmente, los récords de temperatura se baten por márgenes mucho menores, cercanos a la décima de grado.
El informe señala que fue el "mes anómalo más cálido" registrado desde 1940 y unos 1,75 grados más cálido que la media de septiembre del periodo preindustrial 1850-1900.
"Hemos vivido el septiembre más increíble de la historia desde el punto de vista climático. Es sencillamente increíble", comentó el director del C3s, Carlo Buontempo.
"El cambio climático no es algo que vaya a ocurrir dentro de diez años. El cambio climático ya está aquí".
Una anomalía que persiste en los primeros días de octubre con graves consecuencias: océanos más calientes incluso en las profundidades, derretimiento de los glaciares incluso en la Antártida, temperaturas gélidas a 4.600 metros en Italia e incluso fenómenos extremos como inundaciones y tormentas.
Se trata de un escenario que, según Bernardo Gozzini, director del Consorcio Lamma-Cnr, "puede explicarse por la tropicalización del clima y, en particular, por la acción de los monzones africanos e indios: el primero, empujando el cinturón tropical hacia el norte, convirtió al anticiclón africano en el protagonista del verano desde hace años". Septiembre también confirmó la tendencia ya registrada en julio y agosto: según el informe Copernicus fue el "mes caluroso más anómalo" registrado desde 1940.
"Pero lo que más preocupa - explica Gozzini - es el derretimiento del glaciares antárticos, a un nivel nunca visto desde 1978, año en que se iniciaron los estudios satelitales en esta parte del planeta".
Para el climatólogo, los datos de Copérnico, además de confirmar el calentamiento global, "representan señales claras de que el fenómeno ha empeorado".
Así lo demuestran las temperaturas registradas en los océanos, que también han aumentado en las profundidades.
"Los océanos, que absorben el calor que llega a nuestro planeta - subrayó el climatólogo - empiezan a no dar abasto.
Además, el calentamiento del mar también hizo que los fitoplancton, microorganismos que viven en las profundidades y tienen la función de absorber el calor, sean menos eficientes".
La capacidad de los océanos para retener calor juega un papel clave en la aparición de fenómenos extremos.
"El mecanismo - explica - es el siguiente: el océano absorbe el calor del aire, lo que resulta en una mayor emisión de vapor de agua a la atmósfera. La transición de la forma líquida al vapor libera una cierta cantidad de energía que aumenta los fenómenos extremos".
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