Fragmentos de cristal de la antigua Roma se han transformado con el tiempo en materiales de alta tecnología.
Sepultados por el polvo y sometidos durante siglos a variaciones de humedad y al contacto con distintos tipos de minerales, se han convertido en cristales fotónicos, es decir, materiales innovadores que son la base de tecnologías cuánticas.
Lo descubrieron dos investigadores italianos de la Universidad Tufts de Massachusetts, los italianos Fiorenzo Omenetto y Giulia Guidetti.
Su investigación fue publicada en la revista de la Academia de las ciencias de Estados Unidos, PNAS, y podría simplificar los métodos para la producción de estos materiales en un futuro.
El descubrimiento se produjo de forma casual, dijeron los propios investigadores con motivo de una visita al Centro de tecnologías para los bienes culturales del Instituto de tecnología italiano de Génova, donde en un estuche había fragmentos de cristal romano encontrado en Aquileia datado en el primer siglo a.C.
Atraídos al inicio sobre todo por la iridiscencia del cristal, los investigadores analizaron el fragmento con un microscopio electrónico, descubriendo su increíble estructura.
La investigación sacó a la luz que los estratos exteriores del cristal eran finas láminas de silícea muy regulares y de pocos micrómetros de grosor, colocados de tal forma que reflejan longitudes de onda de luz específicas.
Se trata de una particular patina que se podría haber formado a través de procesos de corrosión y reconstrucción debido a las condiciones ambientales y al polvo que cubría el cristal.
"Es verdaderamente extraordinario tener un cristal que se queda en el lodo durante dos milenios y te encuentras algo que es un ejemplo de manual de un componente nanofotónico", comentó Omenetto.
El cristal encontrado tiene de hecho características muy similares a algunos cristales fotónicos, es decir, materiales que reflejan la luz de tal forma que tienen aplicaciones en algunas tecnologías modernas, como por ejemplo los interruptores para las comunicaciones ópticas o para memorizar informaciones cuánticas.
Entender cómo el cristal antiguo ha desarrollado estas características podría transformar la producción de los cristales fotónicos haciéndola más económica y eficiente.
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