El satélite Euclid de la Agencia Espacial Europea, que toma el nombre del matemático griego Euclides, padre de la geometría, se propone descubrir qué hay más allá de la pequeñísima parte del universo que conocemos, equivalente al 5% del total y comprender si el 95% restante está o no hecho de materia y energía oscuras, como prevé la teoría. Se trata de una misión de 1.400 millones de euros en la que Italia colabora de manera importante bajo la dirección de la Agencia Espacial Italiana (ASI), con el Instituto Nacional de Astrofísica (INAF), el Instituto Nacional de Física Nuclear (INFN), numerosas universidades, incluidas las de Bolonia, Ferrara, Turín, Génova, Salento y Trieste, Estatal de Milán, Sapienza de Roma, Roma Tre, Sissa y Cisas.
ASI, con IINAF e INFN, también lidera la Asociación Temporal de Empresas que contribuyó con las herramientas, con Ohb Italia como agente, Sab Aerospace y Temis como principales.
Es un gran juego de equipos en el que participan 20 países europeos, más Estados Unidos con la NASA, 300 institutos de investigación y 80 empresas, para un total de 3.500 personas activas y 140 contratos industriales.
A los 1.400 millones del presupuesto global de la misión, la Agencia Espacial Europea (ESA) aporta 860 millones de euros, el consorcio Euclid 428 y la NASA 120 millones, según estimaciones.
En general, la contribución italiana a los instrumentos y la parte científica se estima en alrededor de 80 millones.
"Es un programa virtuoso", dijo Bárbara Negri, jefa de vuelo humano y experimentación científica de la ASI, porque con una contribución cercana al 12% "recuperamos un 35%".
Programado inicialmente con una Soyuz, el lanzamiento está previsto para el 1° de julio desde Cabo Cañaveral (Florida) con un cohete SpaceX Falcon 9 El satélite fue construido en Italia por Thales Alenia Space (Thales-Leonardo) gracias a un contrato por valor de unos 450 millones de euros y los sensores de navegación y los paneles solares también fueron construidos en Italia por Leonardo.
Euclid es un cilindro de unas dos toneladas, 5 metros de alto y 3,5 de ancho; a bordo lleva un telescopio de cerámica que trabaja a una temperatura de 180 grados bajo cero y con un espejo de 1,2 metros de diámetro, además de dos instrumentos fabricados con una fuerte aportación italiana: el Instrumento VISible (Vis) y el Espectrómetro de Infrarrojo Cercano Fotómetro (Nisp).
Con estos ojos tan especiales y desde el tranquilo punto de observación L2 a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, imperturbable por la influencia de la Tierra, la Luna y el Sol, Euclid se enfrentará a un auténtico viaje en el tiempo.
"El objetivo es estudiar los últimos 10.000 millones de años del universo, desde el momento en que comenzó a acelerarse", dijo Giuseppe Racca, director de la misión de la ESA.
En sus seis años de vida operativa, Euclid "explorará el 36% del cielo: un récord auténtico, considerando que el telescopio espacial Hubble tardaría mil años en hacer lo mismo", agregó.
Como una gigantesca lente gran angular cósmica, Euclid escaneará el universo en 3D capturando imágenes visibles e infrarrojas y observará la concentración de al menos mil millones de galaxias.
"Mapearemos lo que se ve -detalló- y lo que no vemos lo deduciremos indirectamente".
Los primeros datos se esperan para noviembre, al final de los aproximadamente tres meses requeridos después del lanzamiento para las pruebas de instrumentos y luego para la calibración. Solo después de esta fase de "ejecución", Euclid comenzará a enviar una masa "enorme" de datos, dicen los investigadores: se procesará en nueve centros europeos, incluido el italiano ubicado en Altec (Asi -Thales Alenia Space) y es gestionado por el INAF para la parte científica.
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