(ANSA) - ROMA 15 FEB - Nadie vio venir el meteoro de
Cheliabinsk, el mayor asteroide que ha golpeado la Tierra en más
de un siglo, y que impactó hace 10 años contra la atmósfera
sobre los Montes Urales, en Rusia, y ahora se trabaja para
poderlos detectar dos o tres semanas antes.
El asteroide, de 20 metros y 13.000 toneladas, explotó el 15
de febrero de 2013 a 30 kilómetros de altura, liberando cerca de
medio megatón de energía.
La onda expansiva dañó miles de edificios, rompiendo
ventanas, e hirió a unas 1.500 personas por los fragmentos de
cristal que salieron desprendidos.
No se veía venir porque procedía de la dirección del Sol, y
era por tanto imposible observar, pero diez años después se
trabaja para prever el acercamiento de objetos similares con dos
o tres semanas de anticipación, un lapso de tiempo que daría
margen suficiente para poner a la población a salvo.
"Este será el objetivo de los telescopios Flyeye, la red de
la Agencia espacial europea (ESA) dedicada al monitoreo de los
asteroides de dimensiones similares al de Cheliabinsk", dijo a
ANSA Juan Luis Cano González, coordinador del servicio de
información del ESA para la vigilancia de los asteroides en el
Centro europeo para la observación de la Tierra (ESRIN) de
Frascati (Roma).
Los telescopios son proyectados y construidos en Italia por
la Agencia espacial italiana (ASI) y la empresa OHB Italia, y el
primero de los cuatro será terminado de instalar pronto en
Sicilia, sobre el Monte Mufara, a 1.865 metros de altura.
"Cada noche el telescopio mapeará una gran parte del cielo
examinando la misma área tres o cuatro veces en búsqueda de
objetos que se mueven", explica González.
El episodio de Cheliabinsk demostró que la caída de un
asteroide de esas dimensiones es raro, pero posible.
"Estimamos que hay entre cinco y 10 millones de objetos de
dimensiones similares, por lo que la posibilidad de un evento
como el de Cheliabinsk es de alrededor de uno cada 50 años",
afirma el experto.
"En 2013 las agencias espaciales ya estaban trabajando desde
diez años antes para mejorar sus capacidades de identificación y
previsión, pero el impacto del meteoro hizo aumentar la
conciencia de los riesgos en toda la sociedad", añade.
Actualmente, el catálogo de objetos recogidos por la ESA
para el cálculo de las órbitas de los asteroides (NEOCC) que
presentan un riesgo mayor de cero de impactar en la Tierra
contiene 1.442 voces, pero ninguna de ellas constituye un serio
peligro, confirma González.
"La amenaza no llega de los asteroides ya descubiertos, sino
de aquellos cuya existencia todavía desconocemos. Pero cada vez
somos mejores en identificar incluso los más pequeños, que
pueden ser avistados solo con pocas horas de antelación", añade.
De hecho, la prueba llegó poco antes del décimo aniversario
de Cheliabinsk, cuando el lunes pasado un meteorito de cerca de
un metro de diámetro iluminó el cielo del norte de Francia
desintegrándose en la atmósfera.
"Fue descubierto cinco horas antes y es la séptima vez que
el impacto de un asteroide así de pequeño es observado con esta
antelación". (ANSA).
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