(ANSA) BUENOS AIRES - Un total de cuatro ataques a diferentes autobuses se registraron este lunes por la noche, aunque sin heridos, en Rosario, en la provincia argentina de Santa Fe, lo que derivó en un paro de choferes de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), al cual se plegaron también los taxistas.
    La ciudad es asolada desde hace tiempo por la violencia de narcocriminales, que asesinan a personas inocentes para enviar "mensajes" a los dirigentes locales.
    Hoy, por lo tanto, no habrá medios de transporte ni urbano ni interurbano, tras la medida adoptada por la UTA. Los taxistas anunciaron que se sumaban a esta medida de fuerza.
    En total, hubo cuatro ataques a colectivos, alrededor de la misma hora y presuntamente en forma coordinada.
    Entre ellos, un Expreso en Las Flores, un coche de la línea 143 en Saladillo, una amenaza dejada en el asiento del fondo de un colectivo 110 y una colectivera de la 126 que escuchó tres disparos cuando circulaba por las calles Crespo y Virasoro.
    Esos ataques se sumaron a la amenaza escrita este lunes a la madrugada en otro micro, lo que derivó en un paro de varias horas en el transporte urbano de Rosario.
    El lunes por la noche, una vez decretada la huelga, los choferes decidieron guardar los colectivos en los galpones.
    Una nueva nota con un mensaje intimidatorio, esta vez en una unidad de la línea 110 se sumó al que dejaron a la mañana en un 153 afuera del galpón de Provincias Unidas y Rueda.
    Durante la noche, casi en simultáneo se denunciaron otros dos ataques: a un interno del Expreso interurbano sobre la autopista Rosario-Buenos Aires, cuando el chofer circulaba solo, sin pasajeros, ya que se dirigía al lugar donde comenzaría su recorrido nocturno.
    El hecho ocurrió a la altura del arroyo y en principio se habló de piedrazos, pero luego se supo que fue una balacera que afectó una puerta y un vidrio, sin personas heridas.
    Asimismo, un colectivo de la 143 urbana también fue agredido en Oroño y Batlle y Ordónez, barrio Las Flores, y se intentaba confirmar de qué eran los impactos que tenía en la carrocería.
    Por último, una conductora de un coche de la línea 126, denunció que escuchó tres disparos de arma de fuego cuando circulaba por Crespo y Virasoro.
    Las amenazas alcanzaron también al futbolista argentino Angel Di María, que actualmente juega en el club Benfica de Portugal y habitualmente se queda en su casa en Rosario durante sus visitas a la Argentina.
    La policía está investigando las amenazas recibidas por el futbolista, presumiblemente de los narcos. Un auto sospechoso lanzó un cartel negro frente a la casa de campo de Di María, dirigido a sus padres, que decía: "Díganle a su hijo Angel que nunca vuelva a Rosario, porque si no matamos a un miembro de su familia. Ni siquiera (Maximiliano) Pullaro (el gobernador local, ndr.) lo salvará". No tiramos trozos de papel. Tiramos plomo y muertos".
    El intimidante mensaje hace referencia a un posible regreso del exjugador de PSG, Real Madrid y Juventus a su ciudad natal para jugar en Rosario Central.
    No es la primera vez que el hampa argentina apunta a jugadores. El año pasado le tocó el turno a Lionel Messi -actualmente en el Inter de Miami- cuando una sucursal de la cadena de supermercados Nico, que pertenece a la familia de su esposa, Antonela Roccuzzo, fue atacada a balazos.
    Hoy el Papa Francisco divulgó un mensaje de apoyo a la población de Rosario ante la violencia narco que, aseguró, no podría desarrollarse sin el apoyo de un sector del poder político, económico, económico, de la justicia y de la policía.
   
   

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