(ANSA) - Turín, 16 de mayo - La mayoría de los monumentos en Italia contienen una suerte de influjo supersticioso sobre los habitantes de la ciudad donde se hallan. O al menos un poquito de misterio.

Los estudiantes de la ciudad toscana de Pisa corren alrededor de su famosa torre inclinada para asegurarse la obtención de buenas notas en sus exámenes.

En cambio, en la ciudad piamontesa de Turín, los estudiantes evitan hacer un paseo hacia la cima de la Mole Antonelliana y sus murallas imponentes, pues sus pares aconsejan no ascender a su accesible terraza panorámica antes de sus exámenes universitarios.

Sin embargo, dicha prohibición jamás ha incluido al resto del edificio, por la simple razón de que durante aproximadamente 100 años, la mayoría de los secretos internos de la estructura han permanecido cerrados al público.

Con la excepción de los empleados del Museo del Cine ubicado en su interior desde el año 2000, y de algún ocasional trabajador con suerte, las obras interiores de la Mole del arquitecto Alessandro Antonelli siguen siendo un misterio no visitado.

Para el 150º aniversario del triunfo arquitectónico de Turín, se han hecho excepciones a través de una visita que guiará a los curiosos desde la base de la Mole hasta la plataforma de observación ubicada a 85 metros de altura.

Originariamente diseñado como una sinagoga, el edificio que se ha transformado en un símbolo de la ciudad que anima a los visitantes a descubrir a pie los rincones secretos de la estructura que data del año 1863, con su cúpula de cuatro caras.

"Me alegra que finalmente podamos descubrir aspectos virtualmente desconocidos del monumento. Esta nueva ruta es realmente fascinante, pues revela rincones hermosos e inesperados de la Mole Antonelli en su totalidad," afirmó Ugo Nespolo, Presidente del Museo Nacional del Cine.

En lugar del recorrido de 58 segundos de duración en el famoso ascensor de cristal, los visitantes serán guiados, primero hacia arriba, y luego hacia abajo, a través de las escaleras interiores, lo que les dará la oportunidad de fijarse en detalles a los que muy pocos han tenido acceso.

La escalera de piedra que conduce hacia la elevada cúpula permite detenerse ante numerosas ventanas - algunas circulares y otras angostas - las cuales dejan que los haces de luz atraviesen las sombras, iluminando la ruta y resaltando los detalles arquitectónicos que son, a la vez, curiosos y sorprendentes.

Considerado como una maravilla de la ingeniería por su construcción atrevida, el interior del edificio del siglo 19 es tan impresionante como su elevado perfil modelado contra el cielo exterior.

El arquitecto Antonelli trabajó en la Mole hasta el día de su muerte y su genio creador se tornó legendario por la micro gestión de cada detalle, que lo llevó a utilizar un ascensor accionado con poleas para verificar el desarrollo de la obra.

Sin embargo, Antonelli no pudo estar presente en su terminación e inauguración, la cual tuvo lugar en 1889, un año después de su muerte.

Su obra fue completada por su hijo, Constantius, con la ayuda de un alumno de su padre, Crescentino Caselli.

Por dentro, la obra estuvo bajo la dirección del arquitecto Annibale Rigotti, quien decoró su interior entre 1905 y 1908. Luego de apreciar la fascinante infraestructura, los visitantes también pueden visitar el muy bien nutrido Museo Nacional del Cine, que fuera renovado en 2006 en ocasión de la celebración de las 20º Olimpíadas de Invierno.

Hay un piso entero dedicado a la 'arqueología del cine' que les permite a los visitantes descubrir la historia de esta forma del arte.

Otro piso está dedicado a las proyecciones de películas.

En el cuarto piso hay una 'fábrica de películas', que le permite a los cinéfilos seguir paso a paso el proceso de realización de una película, mientras que en el nivel más alto se exhibe una gran cantidad de afiches de películas.

Asimismo, el museo posee un excepcional archivo que incluye más de 7.000 films, con numerosas películas mudas no convencionales; alrededor de 300.000 afiches de películas y carteles de teatro; linternas mágicas y diapositivas de los albores de la cinematografía; accesorios y equipos de cine; 71.000 fotografías, además de una excelente biblioteca.