por Serena Di Ronza
(ANSA) - NUEVA YORK 14 MAY - Joe Biden lanza un ataque contra
el Made in China e impone derechos sobre 18 mil millones de
dólares en productos importados, desde coches eléctricos hasta
células solares, pasando por semiconductores y las baterías más
avanzadas. La ira de Pekín es inmediata: los aranceles
"afectarán gravemente a la atmósfera de cooperación bilateral".
De ahí la invitación china a "rectificar inmediatamente las
acciones equivocadas y cancelar las medidas adicionales contra
China".
El golpe del presidente viene dictado por el deseo de
proteger la industria estadounidense, especialmente la
automovilística, pero también por motivaciones electorales. De
hecho, su rival Donald Trump ha prometido que si es elegido
aumentará los aranceles sobre todos los productos chinos al 60%,
en una medida que, según los economistas, causaría enormes
problemas a las cadenas de suministro globales y provocaría un
aumento de la inflación.
"También deben imponer aranceles a otros vehículos y muchos
otros productos", dijo el expresidente poco después de que la
Casa Blanca anunciara la represión. En 2018, Trump impuso
aranceles a aproximadamente dos tercios de los productos chinos.
La administración Biden no está a favor de un enfoque tan
generalizado y prefiere medidas "cuidadosamente específicas"
para proteger sectores estratégicos, dijo la Casa Blanca.
Los derechos - añadió - eran necesarios en respuesta a años
de "prácticas comerciales desleales" por parte de China. Pekín
"sigue utilizando el mismo manual al que recurrió en el pasado",
es decir, "impulsando su crecimiento a expensas de otros,
continuando invirtiendo a pesar del exceso de capacidad e
inundando los mercados globales con exportaciones subvaluadas
debido a prácticas desleales", explicó el director del Consejo
Económico Nacional de la Casa Blanca, Lael Brainard. "China es
simplemente demasiado grande para seguir sus propias reglas",
destacó.
Los aranceles de Biden afectan especialmente a los coches
eléctricos, para los que pasan del 25% actual al 102,5%. A corto
plazo, el endurecimiento tendrá un efecto limitado teniendo en
cuenta que el año pasado los fabricantes de automóviles chinos
exportaron sólo 400 millones de dólares en coches eléctricos a
Estados Unidos, frente a una cifra veinte veces superior a las
exportaciones de los fabricantes europeos.
Por tanto, el objetivo de la Casa Blanca parece ser bloquear
la invasión de los coches eléctricos Made in China antes de que
comience. "No dejaré que invadan Estados Unidos. Estoy decidido
a que el futuro de los coches eléctricos sea Made in America",
afirmó Biden.
"Con China quiero una competencia leal, no un conflicto",
reiteró el presidente en un intento de atenuar las críticas y
tranquilizar a Pekín, con el que recientemente se han
restablecido las relaciones tras meses de tensión.
El canciller alemán, Olaf Scholz, se muestra cauto ante la
posibilidad de que la Unión Europea opte por una solución
similar a la americana, quien recordó que entre la Unión Europea
y China existe un "intercambio mutuo" que hay que tener en
cuenta dado que muchos europeos Los fabricantes tienen éxito en
el mercado chino vendiendo coches fabricados en Europa.
Además de la barrera levantada para defender el mercado
eléctrico, Biden duplicó los aranceles sobre los semiconductores
básicos hasta el 50% y triplicó los de algunos productos de
acero y aluminio. La administración también impuso nuevos
aranceles del 25% a las grúas utilizadas en los puertos
estadounidenses para cargar y descargar contenedores.
Desde hace meses se presta gran atención a las grúas chinas
por dudas y temores de espionaje, y por tanto de posibles
riesgos para la seguridad nacional.
Precisamente por eso Biden anunció en los últimos meses una
inversión de más de 20 mil millones de dólares durante los
próximos cinco años para la producción de grúas en Estados
Unidos y para reforzar la seguridad en los puertos. (ANSA).