(ANSA) - ROMA, 05 MAG - Un año de luces (pocas) y sombras
(muchas) para la realeza británica. Carlos III y la reina Camila
celebrarán mañana lunes el primer aniversario de su coronación,
que tuvo lugar en la Abadía de Westminster el 6 de mayo en un
momento especialmente delicado para la monarquía, tras el
anuncio del cáncer de naturaleza no especificada diagnosticado
en los últimos meses en rápida sucesión por tanto al rey de 75
años como a la princesa de Gales, Catherine, de 42 años, esposa
del heredero al trono William.
Por si fuera poco, hoy también se implicaron los
antimonárquicos, que se reunieron en el corazón de la metrópolis
británica, en Trafalgar Square, a un paso del Palacio de
Buckingham, residencia oficial del soberano, para exigir la
abolición de la monarquía.
El grupo "República", escribió el Evening Standard, sacó a
las calles pancartas y pancartas amarillas con lemas contra la
institución y el rey, entre ellos "Abajo la corona" y "Cambiar
el país de una vez por todas", gritando varias veces el lema:
"Abdicar!".
Una protesta que contó con la participación de un centenar
de personas, encabezadas por el director general del grupo,
Graham Smith, que declaró en voz alta desde el escenario frente
a la National Gallery: "Cada año, en vísperas de la coronación,
celebraremos la República".
Un encuentro colorido que atrajo la atención de curiosos y
turistas, pero que recibió poca cobertura en los medios
británicos.
Sin embargo, la decisión del rey Carlos III de no ocultar su
enfermedad, según muchos observadores, ayudó al nuevo monarca a
acercarse y permanecer conectado con el pueblo británico,
fortaleciendo efectivamente la monarquía después del largo
reinado de su madre Isabel II.
Esta semana, mientras tanto, se espera un fugaz regreso a su
tierra natal del príncipe rebelde Harry, que llegará el 8 de
mayo desde su autoexilio estadounidense para participar en el
décimo aniversario de los Invictus Games, juegos deportivos
reservados para soldados discapacitados que patrocina desde
entonces su fundación.
Aunque no se sabe si en esta ocasión habrá espacio para un
nuevo cara a cara entre padre e hijo, tras la visita que realizó
el duque de Sussex al progenitor en febrero tras la noticia de
la enfermedad del soberano.
Un viaje en el que el príncipe cadete no estará acompañado
de Meghan, ni tampoco de sus hijos Archie y Lilibet. Y parece
aún menos probable que sea el preludio de un deshielo con su
hermano mayor William. (ANSA).