(ANSA) - GAZA, 26 APR - Nació gracias a una cesárea de
urgencia practicada a la madre muerta por las bombas en Rafah,
frágil, prematura, de un kilo cuatrocientos gramos, con su
cabello negro y una manita vendada en la incubadora del hospital
de los Emiratos en Gaza.
La esperanza para Sabreen, sacada sin vida del vientre de su
madre el domingo por la noche, resucitada en medio del caos de
heridas y sangre, duró menos de cinco días. La pequeña falleció
el jueves en la unidad de cuidados intensivos neonatales donde
estaba internada en estado crítico debido a graves dificultades
respiratorias: sus pulmones aún no estaban preparados para
respirar.
"Esta niña debía estar en el vientre de la madre, pero fue
privada de este derecho", dijo luego del nacimiento el doctor
Mohammed Salama, responsable de la Unidad Neonatal de Emergencia
del Hospital de los Emiratos de Rafah.
Los parientes la sepultaron junto a su madre, de la que tomó el
nombre.
La noche del domingo, poco antes de la medianoche, la
familia al-Sakani dormía en un departamento de un complejo
residencial de la ciudad meridional de la Franja cuando dos
ataques israelíes impactaron el edificio. En la casa se
encontraban la madre, también ella de nombre Sabreen, encinta
de 30 semanas, el marido Shukri y la hija de tres años Malak.
La mujer quedó gravemente herida, el marido y Malak,
perdieron la vida instantáneamente. Pero la niña estaba aún con
vida en el vientre cuando llegaron los socorristas.
"Estábamos unidos a este niña en un modo increíble", dijo el
tío de la pequeña, Rami al-Sheikh, hablando cerca de la tumba
de Sabreen en un cementerio de Rafah. "Dios nos ha quitado algo,
pero nos había dado otra cosa a cambio. Ahora se los llevó a
todos. La familia de mi hermano fue completamente borrada. No
hay más rastros de él".
El ejército israelí declaró que el objetivo eran
combatientes e infraestructuras de Hamás, no los civiles.
Sabreen figura entre los 16 niños muertos en los dos ataques
aéreos contra Rafah, el pasado fin de semana. Estaban todos en
el mismo complejo residencial donde vivían. En la noche estaban
durmiento, no tuvieron tiempo de despertarse por el rumor de las
bombas. (ANSA).