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"Robinson salvadoreño" acusado de caníbal

Por Marcos Romero (ANSA) - CIUDAD DE MEXICO, 16 - Las vicisitudes del "Robinson salvadoreño" José Salvador Alvarenga, que pasó 14 meses perdido en alta mar, parecen no tener fin y ahora cambiaron del océano a la tierra firme, donde enfrenta una acusación por canibalismo.
    El náufrago, de 40 años, fue hallado sano y salvo en 2014 por un buque carguero en un atolón de las Islas Marshall, que se averío debido al mal tiempo y una avería en el motor de la lancha, y quedó a la deriva.
    José ya había sido querellado hace meses en su país por su ex defensor Benedicto Perlera, que reclama un millón de dólares por reemplazarlo por la firma de abogados estadounidense Masonek Law.
    La familia del mexicano Ezequiel Córdova, 22 años, con quien en diciembre de 2012 zarpó de las costas del estado de Chiapas, sureste de México, muerto tras cuatro meses de naufragio, lo acusa de alimentarse de parte de su cuerpo para sobrevivir.
    José, acusado en su país de farsante e incluso de traficante de drogas, y cuyas aventuras primero en el mar y ahora con la justicia parecen no tener fin, dice que Ezequiel, falleció al no adaptarse a la comida a base de peces, tortugas y aves crudas, a la que él tuvo que recurrir para mantenerse con vida.
    Pero los parientes de Córdova rechazan esta versión y creen que el salvadoreño tuvo que disponer del cuerpo de su compañero para sobrevivir y por ello le exigen una indemnización de un millón de dólares ante una corte estadounidense, según publicó la prensa británica, aunque en México el asunto ha sido ignorado.
    Ricardo Cucalón, abogado que representa al náufrago desde 2014, señaló a El Diario de Hoy de San Salvador que aún no ha sido notificado sobre la demanda, pero dijo que el delito se le imputa a su cliente "no se puede probar".
    José Salvador, hallado a 13.000 kilómetros de distancia de las costas mexicanas de donde partió originalmente, asegura que cuando vio muerto a su amigo Ezequiel pasó seis días junto a los restos pero luego los lanzó al agua.
    A juicio del letrado, se trata de una acción que busca presionar a su cliente para que pague parte de lo obtenido tras lograr su hazaña.
    "Todos van tras del bendito dinero de Salvador Alvarenga, que no es tanto como se menciona", pues éste "ni se ha enriquecido ni vive como millonario y que sus padres siguen teniendo una modesta vivienda" occidente de El Salvador y sólo ha vendido 1.500 ejemplares, señaló Cucalón. El caso sale a flote a unos días de que comenzara a venderse en Estados Unidos el libro "438 days", escrito por Jonathan Franklyn, un "ghost writer", con base en la narración del pescador. En cuanto a la primera demanda, el abogado Perlera dice que fue contratado en 2014 para defender al pescador en El Salvador, pero luego perdió toda comunicación con su cliente y en el último año no recibió más sus honorarios. Perlera dice que teme que la firma extranjera está asesorando mal o lucrando con el pescador, a quien le gestiónó un visado de turista y en noviembre último logró trasladarlo a Estados Unidos.
    Masonek Law es precisamente la firma que ha explotado la imagen del náufrago y promovido su libro en las principales cadenas de televisión por lo que se perfila como un "best seller", lo que desató la codicia de la familia del otro pescador muerto en alta mar que iba al lado de José Salvador.
    El 14 de marzo de 2014, José Salvador viajó a México a visitar a la familia de Ezequiel, para cumplir una promesa que le hizo antes de morir y le narró a su madre Rosalía Ríos los últimos instantes junto a su hijo antes de que éste pereciera. La mujer recibió al salvadoreño con lágrimas y un abrazo pero el 10 de abril del año pasado su familia anunció que reclamaría la mitad de las ganancias de Alvarenga por la publicación de su libro y ahora aparentemente decidió demandar por un millón de dólares al náufrago sobreviviente por canibalismo. José, que se sometió a exámenes sicológicos y pasó la prueba del detector de mentiras, niega haber comido carne de su amigo.
    "Nunca pensé en el canibalismo (.) ya me había adiestrado en atrapar peces y tortugas, y siempre teníamos un suministro para cinco días. Ezequiel se desesperó, pensó que no nos salvarían y no comía. Al final estaba tan débil que ya no podía ni hablar", argumentó. MRM-ADG/MRZ

16/12/2015 20:56

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